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Canarias como prioridad

sábado 25 de octubre de 2025, 22:00h

El nuevo partido nacido en la isla de Gran Canaria, Municipalistas Primero Canarias, celebró el pasado fin de semana su primer congreso. El hecho aconteció entre proclamas y llamamientos a la unidad nacionalista, en defensa de los intereses de quienes aquí nacimos y de los foráneos integrados plenamente en nuestra sociedad, con los que compartimos las ventajas y desventajas de vivir en un archipiélago alejado del continente europeo.

La apelación a la unidad de las fuerzas políticas sin dependencia de los grandes partidos estatales cala profundamente entre quienes tenemos muy claro que, o nos espabilamos, o volveremos a caer en el sometimiento y sumisión colonial que ha marcado casi toda nuestra historia.

Del abandono y desprecio de los partidos estatales nos sacudimos,momentáneamente, en el periodo 1994/2015, cuando conseguimos una influyente posición política en Madrid, tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado. En ese periodo, Canarias pasó a contar con un protagonismo político como nunca antes había tenido en la historia. La autoestima, el sentimiento y el orgullo de pertenencia creció hasta lo más alto. Los nacionalistas canarios nos ganamos en España el respeto de los gobiernos de turno.

A partir de ahí, las matemáticas parlamentarias posibilitaron la consecución de importantes avances en autogobierno, legislación adaptada a las especificidades de las Islas, planes especiales empleo, infraestructuras o fiscalidad. En concreto, en la legislatura 1996/2000, cuando Coalición Canaria se convirtió en imprescindible -junto a la entonces CiU- para darle estabilidad al Gobierno de España, José María Aznar, para garantizarse la estabilidad de su gobierno, se vio obligado a hacer un curso acelerado de catalán y conocer los problemas que arrastraba históricamente Canarias por su condición de archipiélago atlántico y plasmar, piedra sobre piedra, su compromiso de acercarnos a la media de bienestar disfrutada en territorio peninsular.

El pacto firmado entre el Partido Popular y Coalición Canaria tenía la vocación de abarcar para su desarrollo y cumplimiento más allá de los cuatro años de una legislatura. Y así sucedió. Después de las elecciones generales del 2000, en las que Aznar consiguió la mayoría absoluta, renovamos nuestro pacto de legislatura. La posición política ganada por Coalición Canaria en Madrid fue determinante para que, tras el imprevisto resultado de las elecciones generales del 14 de marzo del 2004, cuando José Luis Rodríguez Zapatero se impuso a Mariano Rajoy, el Partido Socialista ofreciera al grupo canario un acuerdo de colaboración para toda la legislatura.

Canarias estaba presente en el escenario político nacional y, poco a poco, también nos ganamos el respeto de los grupos nacionalistas representados en el Parlamento de España. Las intervenciones de José Carlos Mauricio eran seguidas con atención en el mundillo económico, político y mediático madrileño, a la vez que los diputados Luis Mardones y María del Mar Julios dejaron huella de trabajo y perseverancia en la defensa de los asuntos que afectaban a las Islas. La obtención de los grupos en el Congreso y en el Senado fue la plataforma que catapultó al nacionalista canario a codearse con el resto de los partidos españoles, nacionalistas y soberanistas. Hoy en día, Canarias debe recuperar la posición perdida en la política estatal. Es una paradoja que mientras las fuerzas nacionalistas crecen en toda España, en el territorio en el que más se justifica su presencia nos vamos diluyendo poco a poco. Necesitamos recuperar los grupos parlamentarios en el Congreso y en el Senado.

Ahora bien, el deseo se quedará en un brindis al sol si no somos capaces de unir a todos aquellos que crean que Canarias debe de ser la prioridad y que el instrumento, el arma para conseguirlo, es el apoyo popular hoy fragmentado. La notoriedad, el respeto ganado y la influencia que tuvimos en el Parlamento español en 1994, desde el nacimiento de Coalición Canaria, fue posible gracias a la unidad que puso al Archipiélago por encima de matices ideológicos y personalismos. Herederos de UCD, independientes, exsocialistas, liberales, conservadores, independentistas, comunistas y hasta algún que otro proveniente del régimen anterior sumaron fuerzas para darle voz a Canarias en defensa de los que aquí vivimos.

Lamentablemente, para regocijo y jolgorio de los partidos estatales y poderes fácticos cómodos con la situación colonial que vivíamos, la fractura producida en 2005 dentro de Coalición Canaria fue el principio del debilitamiento de la unidad nacionalista que tanto había costado construir. Que los árboles nos dejen ver el bosque y la prometida mesa de la unidad sirva para sumar y no para seguir debilitando a una fuerza canaria que sirva de alternativa real a los partidos estatales. Canarias lo necesita.

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