El legendario actor, director y activista Robert Redford ha fallecido a los 89 años en su casa de Utah, dejando tras de sí una carrera marcada por el carisma, el compromiso y algunas de las películas más inolvidables de Hollywood.
“Contar historias es importante. Parte de la continuidad humana”. Con esa frase, Robert Redford resumió una vez lo que movía su vida. Y hoy, mientras dormía en su rancho a las afueras de Provo (Utah), esa voz que tanto hizo soñar a generaciones enteras se ha apagado a los 89 años, dejando un silencio enorme en la historia del cine. La noticia la ha confirmado Cindi Berger, directora ejecutiva de su empresa de representación a The New York Times.
Nacido en Santa Mónica en 1936, Redford encarnó como pocos el mito del galán rebelde con alma de contador de historias. Fue el ladrón encantador de El golpe, el periodista tenaz de Todos los hombres del presidente que destapó el Watergate, y el forajido romántico que cabalgaba hacia la leyenda en Dos hombres y un destino junto a Paul Newman, en una de las escenas más icónicas del cine. Aquel salto al vacío, con una sonrisa en los labios y sin mirar atrás.

También supo desnudarse como actor en papeles más introspectivos, como el veterano espía que regresa del retiro para rescatar a su pupilo Brad Pitt en Spy Game (Juego de espías). Un papel que parecía simbolizar la entrega del testigo a un joven actor que comenzaba a consolidarse como nueva estrella de Hollywood. En cada interpretación había una mezcla de elegancia, melancolía y resistencia que definió su carrera.
Como director, brilló desde el otro lado de la cámara con Gente corriente, que le valió el Oscar a mejor dirección. En 2002 recibió el Oscar honorífico como reconocimiento a una carrera que transformó Hollywood y, sobre todo, lo ensanchó. Gracias a él, el cine independiente encontró un hogar en el Instituto Sundance, que fundó y convirtió en trampolín para nuevas voces.
En sus últimos años, Redford vivió alejado de los focos, rodeado de caballos, libros y montañas, dedicado a la defensa del medio ambiente. “Siempre he creído que la naturaleza es el mayor de los escenarios”, dijo en una de sus últimas entrevistas.
Su paso también rozó Mallorca, que visitó a mediados de los años 60, cuando todavía no era el mito que luego sería.
Robert Redford se va como vivió, con una mezcla de luz, compromiso y misterio. Deja un legado que seguirá brillando cada vez que alguien encienda la pantalla y se deje llevar por una de sus historias. Se apaga una de las grandes estrellas del cine, el actor que durante décadas convirtió cada estreno en un acontecimiento.