Las algarabías de los políticos van in crescendo y la hipomanía de los tertulianos-opinadores lo invade y lo amplifica todo. Tuvimos pre-mocion, moción y ahora pos-mocion, aunque lo que aprieta a los ciudadanos es la inflación, (con rima y todo). Lo último ha sido una moción, que salvo la intervención de un señor de 89 años, fue un poco más de lo mismo. A la mediocridad se le suma la infinita capacidad para aburrirnos y hartarnos.
Me emocionó ver a Tamames , ejerciendo su sabiduría, educación y temple, en un Parlamento ruidoso y de escaso nivel deliberativo. En mi criterio la moción la ganó de calle aunque la aritmética le fuera muy adversa. Sublimes reflexiones sobre un discurso del vanidoso presidente que utilizó más tiempo de respuesta que en la lectura de su seudotesis. Y mira que lo tenía a huevo , ya que la intervención de Tamames se había filtrado semanas antes. Pues ni por esas. A la soberbia se le suma la indolencia, la levedad y la vagancia. Lo suyo es volar y fardar.
El tocho anestesiante, que leyó durante su intervención, no logró vencer la capacidad cognitiva y la neuroplasticidad de un viejo profesor, historiador, político y economista que ha sido presidente de muchos tribunales de tesis. Una vez más, Sánchez volvió a suspender su seudotesis. Una vez más tiró de eslogan de primero de psicología o mejor de la sección de “mírate el ombligo” de cualquier dominical o de un libro de autoayuda de todo a cien. Ya saben, Sánchez es el prototipo del meo colonia, sudo chanel cinco y cago perlas. Solo le falta un diploma de Harvard y ser el próximo protagonista de Star Trek.
No se han estrujado mucho las meninges los asesores que le escribieron el larguísimo y pesado sermón. Tópicos, estereotipos y etiquetas, enmarcadas en la insoportable levedad, que contamina su aura. Los ciudadanos estamos saturados de información redundante, de mensajes apocalípticos que recibimos en dosis masivas y tóxicas. Estamos infoxicados. La letanía de mantras demagógicos no cesa.
Ya lo decía la propaganda goebelsiana en cuanto a la praxis del estereotipo etiquetador. Como recoge José Manuel Querol, las etiquetas deben de ser de fácil aprendizaje, de utilización reiterativa pero solo en situaciones apropiadas, deben evocar respuestas ya conocidas por la audiencia y no debían revolverse contra el usuario. Todo vale para huir de la realidad de cómo está funcionando el Gobierno de Personalidad múltiple (también llamado Frankenstein ), que le sostiene en el poder, del cual es un gran adicto.
La personalidad y los mapas cognitivos de Sánchez le impiden comprender y aceptar racionalmente que todo opositor es un verdadero estímulo para la reflexión, para reforzar nuestros argumentos solidificándolos y reformulándolos, para planificar otras estrategias y sobre todo para conseguir más transparencia . Es decir, más democracia.
Alguien dijo alguna vez algo así como que de la deliberación de dos opuestas argumentaciones surge la chispa de la verdad. Piaget decía “que era bueno elegir un buen enemigo" para refutarlo con las propias ideas y experimentos”. Ese no es el estilo del seudolider que ocupa el poder.
El presente no es la persona más idónea para liderar y seguir consolidando la conciliación del pasado con el presente y sobre todo con el futuro.
Creo que es estos tiempos y con estos protagonistas políticos hay que tener presente esta perla de un sabio “la verdad se opone a la mentira, a la simulación (mentir con los hechos); a la hipocresía (pasar por lo que no se es); a la jactancia (atribuirse excelencias que no se poseen o elevarse sobre lo que uno es); a la falsa humildad (cuando se niegan cualidades y merecimientos que en realidad se tienen); a la adulación (consiste en engañar a una persona hablando bien de ella, con el objeto de sacar algún provecho); a la locuacidad (hablar con ligereza, con el peligro de apreciaciones inexactas o injurias, que pueden llevar con facilidad a la calumnia o a la difamación); al juicio temerario, a la maledicencia, a la calumnia, la duplicidad, a las posturas superficiales que conducen a fórmulas o actitudes vacías o a la imitación de otras personas.”
Para mi Tamames fue una bocanada de aire fresco en un parlamento que ya no da mas de si y que exige un recambio urgente de sus integrantes. Señores inquilinos parlamentarios háganse una automoción, porque ya no nos emocionan.
Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.