El pastor tiene controlado al rebaño porque las ovejas saben que si se salen de los límites que marca el humano el lobo estará acechando. El pastor cuenta con su perro fiel que para recordar que las ovejas deben estar juntas y permanecer dentro del perímetro.
Algunas ovejas ven a sus primas las cabras campar por la sierra con total libertad y tienen tentación de salir en su búsqueda. Para desalentar su huida, el pastor lanza un futuro apocalíptico para esos seres libres anunciando que más pronto que tarde, el lobo se las comerá porque no gozan de su protección.
Para recordar quien manda, el pastor les obliga a ayunar unos días o las deja a la intemperie para que pasen frío. La escasez somete. Con hambre serán más sumisas y acudirán a la llamada cuando se les traiga heno. Con frío, correrán al cobertizo cuando el pastor lo abra.
Si han visto un paralelismo entre la historia anterior y el cierre de granjas en Países Bajos, el segundo granero de Europa motivado por un aumento en las leyes ecosostenibles o si ven en el conflicto de Ucrania una relación entre el hambre y el frío en Europa es que saben unir los puntos.
El pastor podría perdonar que alguna oveja díscola superase el miedo y se escapara al campo junto a sus primas las cabras. Lo que no perdonaría nunca es que una oveja se revele y divida el rebaño. A esa la haría desaparecer.
El lobo tiene muchas caras. El perro ovejero es quien recuerda continuamente el mensaje del pastor. No puede ser de otra manera. Las ovejas tienen memoria corta. El perro pastor de la vida moderna se encarna en los medios de comunicación y, sobre todo, en la televisión.
Como la memoria del rebaño flojea hay que ir cambiando el mensaje.
De ahí que los que somos veteranos hayamos escuchado muchos mensajes apocalípticos con orígenes diferentes. Recordemos algunos.
El petróleo se acabará en 10 años, decía la tele en los años 1960, 1970. Nos viene encima una edad de hielo y moriremos congelados (mensaje antagónico con el de hoy en día) o el agujero de la capa de ozono nos destruirá (se decía allá por los años 70); el calentamiento global derretirá los polos (2000); el virus del Nilo Occidental (año 2000) o el SARS nos matarán a todos (año 2003) como también lo harán la gripe aviar, la Escherichia coli (años 2005 y 2006) o la gripe porcina o gripe A (año 2009). En 2012 el calendario maya auguraba el fin del mundo. Pero si no llegase, el ébola nos iba a matará a todos (2014) o el Zika (2016) o el SARS-COV-2 (2021 – actualidad).
En los últimos meses ha habido más amenazas. El mismo perro con distintos collares, o nuevos miedos. Que si la variante que mezcla la gripe con la Covid, llamada flurona, que si el perro del infierno, que si el virus del mono y ahora viene (redoble de tambores) el virus del camello que se antoja más letal y nos puede privar de la final del Mundial de Fútbol porque está diezmando la selección francesa
¡Oh no! El fútbol no lo toquen, por favor. El mensaje con sangre entra mejor.
Bastaría que las ovejas se pararan a pensar que por qué el lobo nunca ataca al pastor.
El País nos recordaba en 2017 “Hazte vegetariano, deja el coche y ten menos hijos si quieres luchar contra el cambio climático” ¿Ven la importancia de controlar los medios?
Y para las ovejas díscolas que se hacen preguntas crearon los fact checkers como Newtral o Maldita que secundarán el mensaje del perro pastor y las devolverá al rebaño. La aparición de estos verificadores de la verdad es una buena señal. Quiere decir que algunas ovejas dudan del lobo. La duda del rebaño es positiva. Han tenido que redoblar en esfuerzos con perros guardianes para mantener el miedo. No todo está perdido ¿Será que el rebaño está despertando?
Hablando de perros. El mensaje del miedo también pasa por renunciar a nuestras mascotas los perros más queridas porque dicen que “un labrador o un pastor alemán contamina igual que un automóvil, como un Toyota Landcruiser”. Así se manifestó Mark Howell, miembro independiente del gobierno local de Bournemouth. De locos, como diría algún amigo mío.
El pastor está poniendo toda la carne en el asador. Los mensajes del miedo serán más y peores. No escatimar en esfuerzos. 2030 se acerca y con él un cambio a un nuevo paradigma de control social. La amenaza del lobo la vamos a tener hasta en la sopa. Sean críticos y nunca decidan bajo situación de miedo.