OPINION

Cercado por la tecnología

Julio Fajardo Sánchez | Domingo 27 de julio de 2025

¡Hay tantas cosas que no sé! Es imposible que pueda abarcarlo todo. ¿Para qué si dispongo del ChatGpt? Sin embargo, no me siento pleno con tantas herramientas auxiliares a mi alcance. Tengo una ligera idea de cómo funcionan estas cosas, pero no alcanzo a dominar el detalle. A veces me siento perdido. Estos asuntos van a una velocidad que no controlo.

Ahora, por ejemplo, me anuncian la llegada de una informatización cuántica y me aterra el no poder entenderla. La gente está ocupada en las series de Netflix y similares y yo siento cada vez más la obsolescencia del empleo de la literatura en la forma en que lo hago. Quizá es que no he sabido traspasar las barreras para hacerme entender más allá de una columna en un periódico local o un post que incluye un comentario en una red social. Tengo ocho libros publicados y otros ocho en la estantería a la espera de que alguien se interese por ellos, pero siento que cada vez es más difícil seguir manteniendo el formato si no ataco los asuntos de interés: hablar de los recuerdos dispersos de la Guerra Civil, recomendar algunos ejercicios físicos que complementen la autoayuda, o contar las interioridades de una familia de la realeza folclórica.

No estoy conectado con las posibilidades del mundo actual. Le preguntaré al chat que es lo que sabe de mí, y quizá eso me oriente para continuar persiguiendo mi futuro inmediato. Acabo de leer un artículo de Juliana en La Vanguardia. Unos días me parece brillante y otros no tanto, y esto me obliga a reconocer la dificultad que entraña llamar la atención de los lectores en un ambiente gobernado por la artificialidad. Hoy recurre a un mural pintado en el techo de uno de los salones del Ministerio de Hacienda. Es de la época de la Restauración y pretende emparentar a un tiempo que en España solemos hilvanar sus retales para tratar de reconstruir el pasado y así justificar el presente. Habla de una noticia de “La Ilustración española y americana” y yo recuerdo cuando esa importante revista publicó el golpe revolucionario de Cartagena, en 1886, que le costó al vida a mi bisabuelo, el teniente general Luis Fajardo Izquierdo.

Juliana me ha hecho regresar al siglo XIX para intentar justificar lo que sucede en el XXI. Esto lo habría hecho el ChatGpt, pero sin entrar en valoraciones comparativas, o tal vez sí lo habría hecho de incorporar a su base de datos el artículo de La Vanguardia. Todo esto me hace sospechar que la gran variable que nos esclaviza es el tiempo, y que éste se ha escapado de los conceptos que proponía Stephen Hawking en su libro. Yo, al menos, tengo la sensación de haberlo perdido en este maremágnum de innovaciones que me presionan.

Escribir como escribo ya no forma parte de los usos actuales. Le he preguntado al chat y me trata de tú, como si me conociera de toda la vida. Ayer fuimos a comer y le enseñamos una fotografía de un plato de chocos a la plancha. Nos dio una charla exhaustiva sobre la preparación del mojo de cilantro y luego fue capaz de traducirlo al balinés. Les prometo que ya no sé de lo que escribir.


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