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Viejos tiempos nuevos

Por Julio Fajardo Sánchez
lunes 08 de diciembre de 2025, 18:27h

La encuesta de 40db para El País es la primera después del escándalo Salazar. El bloque de izquierdas se aleja de la posibilidad de repetir una coalición de gobierno, pero, sorprendentemente, el PSOE mantiene su liderazgo en el voto femenino. Recordemos que en 2023 un 60% de sus votantes fueron mujeres. Quizá de aquí viene lo de las charos y esa reacción actual de “soy charo y a mucha honra”. Alguien pensaba que lo de Ábalos, Koldo, Cerdán y Salazar iba a incidir en ese sector, pero no es así, la expectativa se mantiene intacta. Así que es mejor no llamar charos a las votantes de Sánchez si quieren que deje de tener ese apoyo.

Parece que el rearme de Moncloa se va a centrar en la sanidad y la vivienda. Lo de la sanidad es un frente tradicional que se plantea en Madrid desde hace más de 20 años, sacando las batas blancas a las puertas de los hospitales y resucitando el asunto de las residencias con el famoso 7291. Lo de la vivienda es más difícil de resolver. Es un asunto ideológico que se ha ido enquistando con el tiempo y del que va a costar salir, porque está relacionado con el uso de los suelos y los procesos urbanizadores. No es cuestión de dinero. Por eso los anuncios que se hacen sobre inversiones no resuelven nada a corto plazo. Se trata de planificación y de desandar un camino que se puso en marcha hace mucho tiempo y que es imposible recuperar en el plazo de una legislatura.

Hoy leo que hablar del cambio climático favorece a la ultraderecha y que los efectos de una dana, en lugar de afianzar las posiciones wok lo que consigue es aumentar el negacionismo. Esta es una paradoja que se justifica afirmando que no es buena política llevar las predicciones científicas al fundamentalismo activista, lo que obliga a establecer distancia entre el conservacionismo y las grandes masas sociales a las que no se las convence exclusivamente con el miedo. Es curioso: el clima hace crecer a la ultraderecha y el machismo de los dirigentes de la izquierda aumenta el apoyo de las mujeres, o al menos lo mantiene.

No hago mucho caso de las encuestas. Me fío más de las tendencias que observo en los medios de comunicación y en el aumento de agresividad que se produce en los debates parlamentarios y, sobre todo, en las redes sociales. De un tiempo a esta parte noto cómo disminuye el apoyo a la política oficial por parte de los medios generalistas a los que no se les puede acusar de ser la máquina del fango, a menos que la mayor parte del territorio informativo se hubiera enfangado por unas lluvias incontroladas, que no es el caso. Cada vez se escuchan más voces internas reclamando un vuelco en la acción política. Especialmente por el riesgo de un daño alarmante y difícilmente recuperable en unas elecciones autonómicas y municipales que acabarían con la derecha arrasando con las posibilidades de la izquierda. Se lo escucho a quienes antes permanecían comedidos y leales y que hoy comienzan a sublevarse, aunque solo lo hagan de forma moderada.

Ante este panorama sale el emérito a echar una manita. La pregunta del millón es qué persigue, quién lo asesora, qué es lo que se encuentra detrás de todo eso. No puede ser solo el ansia de un editor por vender un libro. Tiene que haber algo más. Ahora se utiliza la fecha para conmemorar no se sabe bien qué: si la muerte del dictador o la llegada de la democracia, cuestiones que no tienen nada que ver, porque de ser así se da pábulo a que el régimen de libertades del que disfrutamos vino como consecuencia del agotamiento biológico de un sistema, sin que nadie se esforzara en ello, y no es eso. Anda todo muy revuelto y cualquier cosa se aprovecha para armar el relato. Llegará un día en que se convierta en el cuento del lobo y la gente se harte de tanta patraña. Entonces va a ser muy difícil de recuperar la verdad y retornar a la realidad.

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