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Desventajas competitivas

sábado 11 de octubre de 2025, 15:16h

Más vale prevenir que curar. El significado del conocido proverbio viene al dedo para colocar sobre la mesa el presente y, sobre todo, el futuro del turismo como motor de la economía y el empleo en las Islas. Afortunadamente, los factores naturales, que hacen que Canarias sea uno de los destinos turísticos más competitivos del planeta, se mantienen inalterables. El clima, el mar, el cielo y buena parte de la rica biodiversidad que disfrutamos mantienen intacta nuestra capacidad competitiva.

Sobre las bazas que nos dio la naturaleza, hace casi medio siglo, especialmente a partir de la década de los noventa, el considerable impulso público y privado concedido a las infraestructuras y la planta alojativa nos catapultó como uno de los destinos turísticos más demandados de Europa. Los más de dieciocho millones de turistas que nos visitan cada año, lo dicen todo. Excepto en el bache sufrido con la crisis de 2008 a 2014 y con el cierre sanitario provocado por la pandemia de 2020 a 2022, todo lo demás ha sido crecer y crecer.

Ahora bien, se impone la prevención para que los espectaculares datos de ocupación y facturación no nos lleven a morir de éxito. Buena parte de nuestras infraestructuras públicas requieren más atención y la renovación de la planta turística camina más lenta de lo que sería deseable. Asimismo, en los servicios que prestamos al visitante se pierde empatía y proximidad, con lo que se reduce la calidad. Igualmente, el fuerte tirón que produce el turismo sobre la economía no está siendo aprovechado en las Islas para mejorar la formación de nuestros trabajadores, cuando hay que reconocer la dependencia de la industria turística. Es el alma de la economía insular. Sin ella, tendríamos que volver a aquellas décadas penosas en las que solo se hallaba trabajo abandonando nuestra tierra. Migrando.

Hoy, Canarias ofrece oportunidades de trabajo a los que vienen de cualquier parte del mundo. Y el camino más corto para que la gente que vive aquí también pueda aprovechar esa amplia oferta de empleo pasa por la formación y la cualificación. No queda otra que poner en valor y prestigiar el trabajo en el sector servicios, especialmente aquellos vinculados al turismo y las actividades de ocio. La formación y la cualificación son las bazas para favorecer el acceso de estas personas a los puestos ofertados. Indudablemente, con unos salarios dignos.

Pero en nuestro entorno geográfico, las cosas se están moviendo. También en el ámbito puramente económico y competitivo. En un futuro próximo, no nos bastará con ofrecer clima, cielo, mar y paisaje para mantener nuestro atractivo turístico. Será necesario sumar calidad y excelencia, dentro de una economía de servicios, sin alternativas reales para sostener a una población próxima a los dos millones y medio de habitantes. A golpe de vista tenemos a Marruecos. Desde siempre, el reino alauita ha sido un competidor aventajado con respecto a nuestro Archipiélago en todo lo referido al sector primario. Las facilidades dadas por la Unión Europea para la exportación de sus productos, las vastas extensiones de terreno apto para el cultivo y una mano de obra muy barata colocan al país vecino en unas magnificas condiciones competitivas. Los paisajes, las playas, la arquitectura y la cultura, junto a la mejora sostenible de sus infraestructuras, con una nueva y moderna planta hotelera, además de la calidad de sus servicios, han llevado a Marruecos a situarse en los últimos años por encima de Canarias en entrada de turistas. Además, como país soberano, puede tomar decisiones sin condicionar a terceros, como es el caso de la bonificación de las tasas en sus aeropuertos. Igual que sucede con otros potenciales competidores, como Egipto, Grecia, Italia o Túnez, Marruecos tiene en sus manos la capacidad de favorecer la operatividad de las compañías aéreas, adoptando medidas tan sencillas y eficaces como la rebaja de las tasas.

Aunque el sector turístico canario prolonga su buen momento, no debemos caer en la autocomplacencia y dar por buenas decisiones como la adoptada recientemente por AENA, respecto a esas tasas aeroportuarias, que nos colocan en desventaja con respecto a nuestros competidores en tiempos de vacas flacas. ¡Que llegarán!

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