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"Taganana: una historia que ojalá no pase al olvido"

Por José Luis Azzollini García
lunes 28 de julio de 2025, 11:31h

Hace unos años atrás fui invitado por un amigo que estaba organizando una obra en formato de teatro popular en Taganana, a participar en la recreación del evento acaecido en 1797 en S/Cruz; interpretaría uno de los papeles del reparto. A ese amigo, como a ningún amigo, se le podía dar un no; sobre todo, si sabes que ha trabajado como si no hubiera un mañana, en la obra a representar; no solo en diseñarla, sino en llevarla a guion y dirigirla para que saliera todo lo digno que la gente del pueblo de Taganana y Tenerife se merecen.

El tiempo pasa y después de haber participado durante tres años seguidos, llegué a la conclusión de que mi amigo lo que realmente hizo, fue darme la gran oportunidad de representar lo que había sido una parte de la historia de Tenerife, de Canarias y de España entera: El Contralmirante Horacio Nelson pretendía anexarse, para el reino británico, un punto estratégico para dominar la zona atlántica y con ello, el mayor tránsito marítimo del siglo XVIII. Aquel objetivo fracasó y, que el inglés no lograra hacerse con el dominio de Tenerife, fue la gran Gesta que será recordada siempre. La pericia del General Gutiérrez logró evitarlo y con ello se consiguió que Tenerife siguiera formando parte de la Corona española.

Pero aquella hazaña no hubiera sido posible sin el apoyo de las milicias que se le unieron desde muchos puntos de la isla. Taganana fue uno de esos sitios que aportó milicianos a la defensa de la isla -en aquella época este enclave de Anaga era un pueblo con nombramiento Real- y su alcalde, Don Andrés Perdomo Álvarez, se puso al frente de ochenta y cinco milicianos de su jurisdicción. En el texto de la obra, el personaje que representa al Alcalde decía:

Ochenta y cinco valientes,

del Draguillo a Azanos,

son a prisa concurrentes

vestidos de milicianos,

junto al resto de valientes...

El Regidor tocó a rebato, y dando las órdenes oportunas marchó liderando su grupo hacia Santa Cruz para unirse a las tropas que defenderían, aquel puerto, del embate británico. Su regreso fue tan glorioso como su ida, pues salvo alguna pequeña herida, se cuenta, que regresaron todos sanos. Y es precisamente esa parte de la historia la que se venía representando en el bello rincón de la plaza de la iglesia de Nuestra Señora de Las Nieves, de este pueblito de Anaga.

Como cada año, dicho evento también se recordó este año en ese bello rincón; aunque según he podido leer en una noticia del El Día digital, parece ser que las personas que tienen la decisión sobre el homenaje, han decidido llevarlo a cabo de forma distinta. Se ha cambiado el formato que se ha venido representando. No lo voy a negar: el cambio me ha llenado de una tristeza enorme. Y créanme si les digo que no es, ni de lejos, por el hecho de no poder participar con el papel que se me asignó desde la primera representación en 2022. Siempre propuse y seguiría proponiendo, que si había alguien interesado en representarlo en el propio pueblo, yo le apoyaría y ayudaría en todo.

Mi estado de tristeza me ha sobrevenido al ver cómo, una actuación de “teatro popular” que cada año iba creciendo hasta hacer chico el recinto donde se representaba, ha pasado a ser un acto que aunque bonito y emotivo, se ha convertido en una repetición de lo de antes. Y eso puede estar bien pero, precisamente ese tipo de formato de recordatorio, fue el que se cambió por la representación popular y, el cambio no tuvo que ser muy malo, pues cada año de los tres que se repitió la obra, fue creciendo en vistosidad y éxito En los tres años anteriores a este 2025 la participación de la gente del pueblo de Taganana fue muy alta; y cuando todo un pueblo se involucra como lo hizo, el protagonismo se comparte justamente entre todo el mismo pueblo que participa.

Me cuesta llegar a entender que el entusiasmo que vi en los tres años precedentes, de repente, se haya desinflado hasta el punto de desestimar el esfuerzo realizado hasta ahora. Sin ir más lejos, el año pasado se vivió un empuje tan grande en la colaboración para enlucir el escenario, que prometía un precedente de éxito para los siguientes. ¿Desaparecieron las ganas de seguir luchando por lo propio? Taganana fue importante en la Gesta de 1797 y me resulta difícil asimilar que más de doscientos años después, no se le dé el realce que se estaba consiguiendo con la obra con la que se reproducían aquellos momentos y que estaba devolviendo a los vecinos de Taganana el protagonismo que le corresponde en la historia de Tenerife. Seguramente habrá habido alguna razón de peso para cambiar de estrategia y retornar a lo que se hacía antes de 2022. Seré respetuoso si este cambio ha sido una decisión de la gente de Taganana. Si no fue así, me reiteraré en mi tristeza.

Cada vez que iba a un ensayo; cada vez que cruzaba aquella cumbre cubierta de una densa neblina; cada vez que dejaba otras cosas, por atender la responsabilidad que adquirí con el pueblo de Taganana, con su gente y con el director de la obra, lo di por bueno. El pago que me llevé por todo aquel esfuerzo, fue la gratitud que siempre recibí de quienes formábamos el amplísimo equipo de trabajo y de tagananeros y tagananeras en general.

Ahora, tras haber leído el cambio al pasado en el acto de recuerdo y homenaje de la gesta de Taganana, me ha hecho sentir que tal vez la voluntad de todo un pueblo se esté desatendiendo. Eso desmotiva a cualquiera; pero lo que más bajona me produce es que, en el mismo pueblo desde donde partió un grupo de gente para comprometerse en la defensa de su tierra, ahora pueda deducirse que nadie desee liderar su propia historia. Quien así lo piense, ha de recordar que Taganana figura como un pueblo de gente valiente y comprometida y estoy seguro que allí sabrán reconducir el tema para retomar su magnífica representación de la forma que estimen oportuno y con la directriz que establezcan, pero luchando para seguir con la semilla que plantó el director que tanto esfuerzo le puso al proyecto, haciéndola crecer más y más.

No me equivoqué cuando acepté el encargo que mi amigo me hizo. Pero llegados a este punto, está claro que hay veces que se gana y otras en las que se puede perder algo importante. Yo, hoy, he perdido la ilusión de seguir viendo crecer el protagonismo de, lo que hoy considero, mi pueblo de Taganana. Seguramente la milicia seguirá desfilando por sus estrechas calles, pero ¿es eso lo que buscaban? ¿solo desfilar? Igual era únicamente eso aunque yo no supiera captarlo. Siempre me gustó percibir cómo disfrutaba la gente de esta parte de Anaga cuando ensayaba la puesta a punto para contarle a quienes quisieran, su contribución a la historia de Tenerife. Por eso, ahora, he sentido que algo muy importante le ha podido ser injustamente arrebatado a la gente de este rincón norteño: Su gran representación popular, con la totalidad de su milicia, con el apoyo de la Gesta del 25 de Julio y con todo el pueblo volcado en luchar por ello.

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