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Gritos en el despacho Oval

Por Julio Fajardo Sánchez
sábado 01 de marzo de 2025, 11:42h

Ucrania no puede ganar una guerra que se eterniza, un conflicto que se pretende vender más con el corazón que con la cabeza, como ocurre en el mundo del espectáculo. Está en el dúo de Julián y Seña Rita, de La verbena de la Paloma. “De un lado la cabeza, del otro el corazón. ¿Cuál es el que más habla? Ninguno de los dos”. La reunión de ayer en la Casa Blanca empezó mal. Los asesores de Trump le habían recomendado a Zelenski que se pusiera una chaqueta y una corbata, con la intención de igualar la vestimenta en un acuerdo alejado del militarismo, pero el ucraniano no hizo caso y se presentó con sus prendas de resistente, cambiando el color verde campaña por el negro luto. Esto provocó que el anfitrión le dijera, no sin cierta sorna, que venía muy elegante, por no decirle muy beligerante.

Solo he visto lo que han puesto en televisión y tengo que decir, a pesar de los titulares que coinciden en la humillación y la encerrona, que fue Zelenski el que rompió el clima de concordia intentando sacar una declaración de condena a Putin, cuando el encuentro no iba de eso. Después vino todo lo demás: “usted no tiene cartas” o “está jugando con una Tercera Guerra Mundial”. Vance llegó a acusarle de hacer una gira de propaganda para victimizarse, cuando la realidad es que se empeña en mantener una guerra que no puede ganar. Tengo la impresión de que Zelenski sabía a lo que iba. Quiero decir, de lo que se iba a tratar y, así y todo, introdujo aspectos que no podían contenerse en lo que estaba para firmar, a sabiendas de que con ello rompería el ambiente. Todo por sacar unos minutos de audiencia, que parece que es de lo único que dispone para poder venderlo a sus simpatizantes. No cabe duda de que sabe manejar los escenarios. Nada de esto justifica la prepotencia insoportable de Trump, pero es conveniente poner cada cosa en su sitio.

Al final se fue diciendo que volvería a sentarse y Trump puso en X que lo esperaría cuando viniera a hablar de la paz. Pongamos que fue una turné de fuerza donde cada uno consiguió lo que quería y Zelenski logró que el mundo cerrara filas en torno al victimismo. Pero el victimismo no lo es todo en esta vida, como no lo son las vísceras, incluyendo al corazón, que es donde se dice que residen los sentimientos más nobles. De vez en cuando hay que utilizar el cerebro, procurar enfriarlo y contemplar la realidad con toda la crudeza con que se presenta. Las guerras no se resuelven con el llanto y la compasión. Todo empezó cuando Vance se refirió a la diplomacia y Zelenski le contestó: ¿De qué diplomacia me hablas? Pongamos que nadie estuvo afortunado, pero la realidad es que hoy se cuentan por miles las adhesiones a Ucrania y la gente de cabeza se sigue preguntando: ¿Para qué? ¿A dónde nos lleva todo esto?

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