En esta segunda entrega de la monitorización de la economía canaria, CEOE-Tenerife analiza la insolvencia empresarial, surgida a raíz de la pandemia iniciada en marzo de 2020.
El escenario provocado por la crisis pandémica sumió a la economía mundial en una situación de incertidumbre sin precedentes, que ha desembocado en una ingente cantidad de “empresas zombis”. Estas son, empresas que, o bien se mantienen inactivas, o son incapaces de hacer frente a sus deudas con los ingresos que generan. Ante esta situación, gobiernos nacionales y regionales han tratado de contrarrestar los efectos de la crisis articulando medidas de política económica, como la laxitud de las condiciones financieras, la puesta en marcha de líneas de avales gestionadas por el ICO -destinadas a facilitar el crédito- o la moratoria concursal, cuyo fundamento ha sido dotar de oxígeno financiero a las empresas con inconvenientes de solvencia. Así, con el objetivo de no arrastrar a la disolución o liquidación a personas físicas o jurídicas a causa de la crisis pandémica, el Gobierno nacional dispensó del deber de solicitar la declaración del concurso de acreedores e impidió la admisión a trámite de las solicitudes instadas por terceros, durante un plazo que -de no ser prorrogado nuevamente- decaerá el próximo 30 de junio.
Sin embargo, pese a las medidas tomadas, el número de deudores concursados para el primer trimestre de 2022 ha sido superior a los niveles observados antes de la pandemia. En concreto, el conjunto del Estado ha alcanzado los 2.920 deudores concursados, perteneciendo 87 de ellos a Canarias (esto es, casi un 3% del total). Si se comparan estas cifras con las registradas en el primer trimestre de 2019, se observa que, en cuatro años, el número de deudores se ha incrementado en un 51,14% y un 128,9%, para España y Canarias, respectivamente.
En el primer trimestre de 2020, el número de deudores concursados ascendió hasta los 2.116 a escala nacional, y a los 46 a escala regional. Sin embargo, estas cifras quedan más que alejadas de las registradas en el primer trimestre de 2021 que, en comparación, se dispararon un 61,8% (3.426) en el Estado y un 173,9% (126) en Canarias.
Por supuesto, la incidencia de la pandemia en el número de deudores concursados ha sido de diferente magnitud, según su naturaleza jurídica. En Canarias, de los 87 deudores concursados en el primer trimestre de 2022, la mayoría fueron personas físicas sin actividad empresarial (48,3%). En cambio, en términos de evolución desde el inicio de la pandemia, destaca el incremento del número de deudores concursados calificados como personas físicas con actividad empresarial, cuya tasa de crecimiento anual ha alcanzado el 600%. Según el Observatorio de Morosidad de CEPYME, en Canarias el período medio de pago del cuarto trimestre fue de 82,2 días, esto es, más de seis días menos que en el primer trimestre de 2020, cuando se registró el peor dato de los últimos años.
Esta situación de posible falta de liquidez para afrontar los pagos, junto con el actual contexto de incertidumbre económica, manifiestan un menor nivel de confianza de los empresarios. Si bien el Índice de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA) para Canarias incrementó 1,7 puntos en el segundo trimestre de 2022 respecto al anterior, la confianza empresarial sigue registrando un saldo negativo de -13,9 puntos.