Hoy he recordado, de mi etapa laboral como responsable comercial de una pequeña cadena hotelera, el varapalo que sufrí cuando el delegado de un gran tour operador alemán de la época, me informó que para el invierno siguiente, no contaba con el complejo de bungalows que teníamos en el sur de Tenerife. Fue un duro golpe porque, hasta ese momento, habíamos conseguido tener, en el mismo establecimiento, a los dos TTOO más potentes del mercado alemán. El problema existente, no era algo que pudiera alcanzar la categoría de “grave”. Se trataba de una cantidad considerable de pequeñas deficiencias, que producía reclamaciones de muchos de sus clientes. Había mucho de “Si, pero…”
La lección se aprendió. Y hoy, cuando recorro lugares de mi tierra por donde también pasa quien nos visita, me pregunto qué importancia le darán, nuestros gestores públicos, a “los pequeños detalles”. Si se pasa por la autovía del sur de Tenerife, sin lugar a dudas la respuesta no es positiva. ¿Cuesta tanto tenerla decente y transitable siempre? Y, señoras y señores gestores de lo público: ¡siempre, debería ser siempre! Lamentablemente, las vías que se dejan llegar al límite de la impracticabilidad, o con basura en sus arcenes y/o con los parterres ajardinados llenos de mala hierba, son demasiadas. ¡Malas fotos!
Otras veces, esas “pequeñeces” que molesta a quien nos visita, lo confirma el ver maceteros por fuera de los aeropuertos, llenos de colillas, cuando lo que debería tener son unas frondosas flores -“jardín ideal, siempre en flor”-. Observar cómo, los restos metálicos de un coche que alguien dejó en los aledaños de un aeropuerto, se convirtieron en una posible y triste foto. ¿Nadie en algún organismo responsable se percató de esa “joyita” durante cuatro años que permaneció allí? ¡Cuatro! Por otra parte, ¿Esperarán a que alguien se parta un pie en alguna baldosa suelta de las aceras del Puerto de La Cruz? ¡Peligrosidad! En ocasiones, también, la incomodidad no es por lo que ven, sino por la ausencia de información. Una sencilla explicación de lo que tienen delante cuando se patea por nuestros senderos, sería suficiente. ¡Información!
Tenemos Consejerías, Concejalías, y hasta direcciones y subdirecciones de Turismo que invierten cantidad de dinero en promociones para atraer a turistas. Pero, ¿tenemos a alguien con dedicación exclusiva en cuidar las “pequeñas incomodidades”, para cuando ya tengamos al turista en casa?
El descuido, la desidia, el abandono, la peligrosidad, la falta de información, etcétera. Son los “pequeños detalles” de los que hablo y el turismo es sensible a todos ellos. Y, si lo es para el turista, para quien los trae hasta nuestra casa, ni les cuento. Hoy en día se evalúa todo, ¡la sensibilidad, también!
Las grandes obras, cuestan muchos recursos económicos y parece como si solo debieran brillar cuando se inauguran y con las fotos de rigor. Hoy es una nueva rotonda pero, mañana, por su poco o nulo nivel de mantenimiento, puede ser un redondel lleno de mala hierba y basura. ¿Hay fotos de políticos cuando se ha producido la transformación? Las obras pequeñas -limpieza, pinturas, eliminación de escombreras, arreglo de aceras, etc.- también tiene su “peso promocional”, aunque no merezcan un flash político. En Santa Cruz de Tenerife, existe una edificación de una arquitectura imponente donde ha coexistido, durante años la acción vandálica de los enemigos de las buenas costumbres, junto a un lamentable mantenimiento y conservación por parte de los responsables del edificio. Los turistas también habrán pasado por el lugar y por supuesto que habrán hecho sus fotos. Pero, de repente, alguien se fija en este punto y lo solicita para crear un museo de renombre mundial. Inmediatamente, aparece una cuadrilla de operarios y les quitan las cicatrices que los “grafiteros” de nula educación le habían proferido y eliminan todo el “mobiliario habitacional-ocasional” que se había instalado en sus alrededores. Hablo del Parque Viera y Clavijo -el antiguo colegio de Las Asuncionistas-. ¿De verdad había que esperar a esa petición, para mantener este emblema en un estado óptimo de cuidado? Yo creo que no. Es más, estoy absolutamente convencido, de que lo público ha de cuidarse siempre. Incluso, por encima de la oportunidad de ganar los votos que ofrecen “las fotos” de las grandes obras. ¿Será muy largo el listado de edificios similares o de lugares sin cuidados en nuestra isla o punto de España? Cada cual tendrá el suyo, seguro. Sería bueno preguntar a quienes se presentan para desempeñar cargos públicos, si conocen alguno y lo que harán con ellos.
Este artículo habla del cuidado de los pequeños detalles que afean el entorno turístico general, más allá del que puedan atender los operarios de mantenimiento y equipos de cuidados de parques y jardines. Fíjense bien lo que he subrayado. Canarias en sí misma, nos guste o no, vive del turismo principalmente y, el entorno turístico, lo conforman todos y cada uno de los rincones de nuestra bendita tierra.
Para llevar a buen puerto esa labor de vigilancia y cuidado que menciono, sugiero la creación desde Los Cabildos, de un equipo específico, liderado por un especialista en Turismo, que coordinara a un grupo de trabajo y estuviera dotado de las partidas económicas necesarias y fuerza legal para acometer su trabajo.
Su cometido -siguiendo con la sugerencia-, sería el de inspeccionar, constantemente, los lugares más transitados por el turismo y proponer la reparación de todo aquello que pudiera “afear” una “buena foto”. Obviamente, la reparación de los daños, se le cargaría a cada Municipio mediante el proceso sancionador que se pudiera establecer. Se le podría, incluso, dar un plazo -no debería ser muy grande- para que cada Consistorio lo solucionara por sus propios medios; y, pasado el mismo sin solucionar el problema detectado, se procedería a la actuación por el equipo que se disponga, desde el Cabildo, para trabajar bajo la supervisión de este grupo de “Inspección Turística de Actuación Inmediata” (I.T.A.I). Este equipo tendrá, ya les adelanto, mucho trabajo pues aunque tengamos uno de los mejores lugares para el Turismo, también hay demasiados “desconchones”, dejadez y bastante desalmado suelto.
La hostelería y restauración, sufre la actuación inspectora -lo que se valora positivamente- para que nadie se salga del “surco”. Pero ¿quién pone el cascabel al gato en AENA?, ¿y, en La Consejería de Turismo?, ¿y en Las Concejalías implicadas?, ¿y, en los Organismos responsables de obras y servicios públicos? En Resumen, ¿quién actúa sobre la gestión pública? Recordemos que en este País, el verbo dimitir, no tiene conjugación. ¿Lo vamos a dejar todo a la espera de cada periodo electoral? ¿Vamos a esperar a que el turista decida actuar en base a sus objeciones?
Este “granito de sugerencia” que aporto, es de quien, ya, ha tenido la mala experiencia de perder clientela por no prestar atención a los “pequeños detalles”.
A las señorías de la política, les invito a dar una vuelta por las islas, pero con ojos de turista. Entenderán mejor de lo que hablo. ¡Saquen/quiten/tiren fotos!