www.canariasdiario.com

La temporalidad en el Turismo

Por José Luis Azzollini García
lunes 13 de marzo de 2023, 06:00h

¡Cuánto cuesta conseguir una buena oferta para disfrutar de nuestras costas! Son bastantes las veces que exclamamos de esta manera, ¿verdad? Son muchas las veces, también, en las que nos atrevemos a decir que en las zonas turísticas, debería guardarse un cupo para los residentes. Esto último, hay que reconocer que es de un atrevimiento, al menos, digno de estudio. El plantearlo, ya sugiere un desconocimiento casi absoluto de lo que comporta una explotación hotelera y/o extra-hotelera.

Se me ha ocurrido que, tal vez, se debiera explicar cómo va eso de la comercialización de nuestros establecimientos turísticos. Así que, si me lo permiten, trataré de aclarar algunos conceptos y movimientos en torno a ese fascinante mundo del Turismo, al que le dediqué unos buenos años de mi vida laboral. No puedo decir que los mejores, porque disfruté de cada uno de ellos con la suficiente intensidad como para no tener la necesidad de hacer ningún ranking.

Para no perderme en los cerros de Úbeda, comenzaré con una pequeña distinción, entre distintos tipos de establecimientos, aunque la forma de comercialización sea, igual. Esa distinción es amplia -ahora, incluso, ha crecido con lo del alquiler de villas y casas turísticas-. Básicamente, se pueden resumir en establecimientos hoteleros y extra-hoteleros. Antiguamente, en los primeros, era donde además de cama, se daba servicio de alimentación. En los segundos, se disponía de cocina y no se servía ningún tipo de pensión alimenticia. Hoy en día esa diferencia elemental, ya ha ido desapareciendo y en este segundo grupo también se puede disponer de comedor general donde disfrutar de elegantes bufets y degustar excelentes menús. Resumiendo: si no hay cocina, será hotel y si existe, apartamento o establecimiento extra-hotelero. Como ven, una pequeña distinción sin más. Lo de la categoría –ver artículo de 11/07/2022 en www.canariasdiario.com- es otro cantar, y antiguamente la tarifa a pagar iba acorde con las estrellas que adornaban la fachada. Hoy en día el precio es libre y cada cual pone el suyo independientemente del firmamento que les alumbre.

La comercialización es otro aspecto a tener en cuenta y es el meollo de la cuestión de este escrito. En tal sentido es bueno diferenciar entre zonas turísticas del País. Así tendremos que mientras en la España continental y balear, la época de llegada importante de Turismo, se reduce a los meses estivales y en algunas zonas se arriesgan a abrir los establecimientos en Semana Santa -dependiendo si las fechas están más cercanas al mes de mayo que al de marzo-. Pero, como expongo, el tiempo para el apogeo de llegadas turísticas, suele estar desde el mes de mayo, hasta finales de septiembre. Estando, el pico más alto, entre el uno de julio y el treinta y uno de agosto. Ese periodo será el que presente las tarifas más altas y donde obviamente, encontrar cama para el turismo local, será más difícil. De conseguir ofertas, ya ni hablamos, claro.

En la otra zona de España, la insular Canaria, el abanico de la temporalidad se abre mucho más al ser una zona donde, la posibilidad de disfrute, alcanza a todos los días del año. En este territorio, existen dos temporadas bien delimitadas: la de invierno y la de verano. La primera de ellas, es la temporada alta por excelencia y aún con esa gran premisa, podremos encontrar tres sub-periodos con diferenciación de tarifas. Desde principios de octubre, hasta mediados de diciembre, por un lado y desde que se termina la semana santa, hasta el principio de las fechas veraniegas, estaríamos hablando de temporada baja de invierno. Esta denominación nos daría como resultado el encontrar tarifas más bajas, dentro de las propias de la temporada más importante para las islas. La posibilidad de encontrar ofertas, puede existir, pero de forma puntual y teniendo en cuenta cómo se prevea la temporada de invierno. Después existiría una franja de precios medios -siempre dentro de tarifas de invierno, o temporada alta- que abarcaría aquellas fechas intermedias entre las “punteras” -Navidad, Carnaval, Semana Santa-. No serán tan interesantes como las fechas de baja previsión -comienzos y finales de temporada, tal y como se ha expuesto- pero algo se puede encontrar. Las fechas más difíciles para encontrar “chollos” son, sin duda, las que están en la punta de iceberg o, lo que es lo mismo, todas las fechas comprendidas entre los quince días previos y posteriores a la Navidad, los Carnavales y la Semana Santa y los de esas fechas claves. Ahí, salvo que se tenga una cartera a prueba de sustos, o un apartamento en las zonas turísticas, mejor dedicar el tiempo a visitar la ciudad donde se vive.

En Canarias la temporada baja, la conforman los meses de verano. Pero, no hay que confundir “baja” con “desesperada”. Ni mucho menos. En esos meses más calurosos, desde el quince de julio, hasta la primera quincena de septiembre, también será raro encontrar alojamientos libres o de precio moderado. Son las fechas en las que se enmarcaría la temporada alta de verano y todo lo que se llame alto, suele dar vértigo. Así que, cuando se busque la oportunidad dorada de una tarifa “pocket-friendly”, habrá que decantarse por el comienzo del verano hotelero: desde quince días, finalizada la Sna. Santa, hasta mediados de julio y desde mediados de septiembre, hasta el quince de octubre.

En cualquier caso, en esto de buscar y encontrar, también se ha de estar atentos a las noticias del mundo turístico, puesto que las situaciones de inestabilidad política y económica en el exterior, suele desencadenar mucha preocupación en los puntos receptores. Y existe una máxima en turismo -cama no vendida hoy, no la podrás vender mañana- que hace que el hotelero, pueda poner a disposición de la clientela local algunas ofertas puntuales. Si se desea alojar en las zonas turísticas que existen cerca de donde uno vive o se está a en el aeropuerto a la espera y caza de la oportunidad, habrá que estar pendiente de lo que ocurre alrededor. Por ejemplo en Canarias, la llegada de personal de los países cercanos a Rusia, puede verse comprometida. Así que la posibilidad de ofertas especiales podría surgir en aquellos establecimientos cuyo potencial de ventas sea mayoritario de esas zonas. Y el mismo ejemplo vale para otras procedencias, donde puedan existir problemas similares o de riesgo.

Por último comentar, que la contratación hotelera, no se hace de un mes para el otro. Muy al contrario, el margen del que se dispone, es de un año. Así, en este invierno, se estará contratando lo que nos habrá de venir en 2024. Ese es otro concepto que habrá de tenerse en cuenta, pues las tarifas pueden verse afectadas por imponderables que no habían sido previstos con tanta antelación. El coste de la electricidad y el gas, son un claro ejemplo de lo que puede estar sufriendo el mundo del Turismo, puesto que los precios ya han sido puestos en los “escaparates” mucho antes de que surgieran estos imprevistos.

Con todo este embrollo espero que se entienda, algo más, la dificultad de guardar un cupo para el turismo local. ¿Quién se hace responsable si no se consume ese cupo? ¿Quién lo firmaría? ¡Nada es tan fácil como se piensa!

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
1 comentarios