Mis queridos Reyes Magos, aquí me tienen un año más dirigiéndome a Ustedes para hacer mi carta de peticiones para que, si lo tienen a bien, me traigan en la noche del cinco de enero.
Ya son algunos años, que vengo escribiéndoles desde la veteranía. En este ya lo hago desde la reafirmación de mis canas y los años que las acompañan. Sigo tratando de portarme lo más decente que soy capaz, aunque en bastantes ocasiones, me puede mi vehemencia y tiro de “escopeta verbal”; sin darme cuenta que, algunas personas que me rodean, pueden sentirse molestas por el ruido. A quien le llega el resultado de esos disparos, la verdad, reconozco que no es tanto lo que altera mi sentido de la proporción. Me preocupan más los daños colaterales que tales tiros ocasionan a quienes me rodean. Por esa razón, mis queridos reyes magos, no les pediré ni pistolas de juguetes, ni nada que pudiera darme ideas que en nada se ajustan a mi forma de ir por la vida. Donde haya un buen debate, que se quiten las tortas y las guerras, ¿verdad?
Hemos tenido que ver cómo se nos ha ido poniendo la cesta de la compra, por lo que me atrevo a pedirles que me traigan una buenas tragaderas para poder entender mejor que, quien tiene la responsabilidad de conseguir una estabilidad en ese aspecto, pueda permitirse el lujo de comer en buenos restaurantes a cargo de lo público, mientras quienes nutren esa caja común, tienen que hacer auténticos cambalaches para llegar a fin de mes. Si no encuentran lo que les pido, al menos, tratar de conseguirme una nueva urna donde depositar el voto que contrarreste la labor tan poco fértil que se está llevando a cabo.
En Canarias, el año saliente, nos dejó un nuevo gobierno, con el que tendremos que apechugar los siguientes cuatro años. Con respecto a este movimiento gubernamental, no les voy a pedir nada que resulte a priori tan difícil de complacer. Simplemente, les quedaría agradecido, si consiguen que los que ahora están controlando el “joystick” dejaran de considerar que la población es tonta, y no recuerda que en años anteriores ya estuvieron con el mismo control y nada hicieron sobre algunas cosas que ahora dicen que harán porque a quienes sustituyen nada hicieron. Y, a quienes estaban, hasta antes de ayer, convencerles que dejen de poner palitos en las ruedas a todo lo que se haga o proponga desde el nuevo ejecutivo. Y, dejen también de proponer lo que no fueron capaces de ejecutar cuando estaban. Para unos y a otros, sí que les pido, el manual del “buen gestor”. Y, ¡por Dios! no les traigan carbón, que ahora y desde que se hacen de caramelo, son capaces de cogerles el gusto.
Queridos Reyes Magos, he estado leyendo que ahora ya no tiene importancia haber estudiado una cosa, para poder trabajar en algo que nada tiene que ver con lo estudiado. Y, así pues nos ha llegado a través de la prensa, como personas que habían hecho un curso de patrón de barcos deportivos y algún curso de submarinismo, llegaba a ser nombrado director de pesca del Gobierno de Canarias. También hemos leído cómo a un economista que tenía experiencia en controlar la estiva y desestiba del Puerto de Santa Cruz de Tenerife, le encomendaban la responsabilidad de dirigir el trasvase de camas hospitalarias en uno de los cuatro grandes hospitales de Canarias. No son casos aislados, puesto que también en la enseñanza y por el mismo principio de “tengo el poder, ergo hago lo que yo y solo yo entiendo que se debe hacer” se ha conseguido que en la formación profesional de Náutica, un profesor de química, biología, o piano, pueda enseñarle a los futuros técnicos de barcos, cómo es eso de no viajar flotando. Para quien lo ha permitido, solo les pido un librito que hable de cordura y buen criterio. Para mí, aprovechando que ya estoy jubilado y que siempre tuve ganas de viajar a la luna, les pido un manual de astronauta, escrito por cualquiera de nuestros excelentes chef de cocina.
En mis zapatos, les dejaré algún dulce y algo de licor, para que repongan fuerzas. No piensen que es un soborno ni cosa por el estilo. Es simplemente, una deferencia al buen momento que nos hacen pasar, incluso a los que como yo, calzamos un número alejado de aquellos pequeñísimos zapatitos. La ilusión no la he perdido y les espero con la mismas ganas que lo hacía en aquellos momentos.
Mi querida hermana, ya hace mucho tiempo que no me maltrata, dándome pistas falsas de los que me traería Vuestras Majestades. Pero sigue teniendo la misma ilusión que yo. Tal vez ella sea más tolerante que yo en los temas políticos, pero reconozco que algunas de las personas que trabajan con esas responsabilidades, me pueden. Así que para mi hermana y ya de camino, para mí también, un buen libro de cómo entender a quienes nos rodean, aun hablando idiomas que parecen ser extranjeros. Y, para los políticos, Una tarjeta de crédito nueva, que muchos de ellos, llevan usando ese artilugio desde demasiado tiempo, y tal vez la banda la tenga algo deteriorada. ¡Que no les falte de nada a nuestros políticos y políticas; que para pasar penurias, ya estamos los demás!
Mis queridos Reyes Magos, espero que no se hayan cruzado con ningún misil en su viaje desde Oriente. Parece que la cosa está muy enrarecida por esos lares. Si pudieran conseguir que quienes ganan dinero con ese negocio que es la guerra, tuviera un golpecito de suerte y les comprara sus fábricas quienes se dedican a fabricar juguetes, refrescos o mazapanes, creo que seríamos muchos quienes amaneceríamos encantados. Sé que es pedir un imposible, pero Ustedes son mágicos y todo lo pueden. ¡Por intentarlo nada se pierde!
De verdad ya estoy un poco cansado que, cuando termina una guerra, empieza otra y cuando no hay tiros, hay anuncios de conflictos. ¿De verdad, que hay quien pueda justificar todos esos desastres en nombre de una parte de la humanidad? Yo no.
Les deseo un feliz paso por nuestra España y como siempre, les recomiendo lleven el pasaporte en regla, que la cosa está muy enrarecida.