Cuba en el horizonte
Por
Juan Pedro Rivero González
jueves 15 de julio de 2021, 05:00h
Estos días nos han hablado, por fin, los medios de comunicación de la situación social en Cuba. Creo que desde que el Papa Juan Pablo II visitó la Isla, y de eso ya hace muchísimo tiempo, nunca han estado los medios de comunicación tan pendientes de lo que sucede en Cuba.
Los obispos cubanos han hecho unas manifestaciones dirigidas a los cubanos de buena voluntad que creo que debemos escuchar todos: “Hermanos, no podemos cerrar los ojos o entornar la mirada, como si nada estuviera sucediendo, ante los acontecimientos que ha vivido nuestro pueblo en el día de ayer, domingo 11 de julio, y que en algunos lugares continúan hoy, donde en medio de las restricciones por el aumento de contagio con el Covid-19 y, a pesar de ello, salieron a las calles miles de personas en ciudades y pueblos de Cuba, protestando públicamente, expresando su malestar por el deterioro de la situación económica y social que vive nuestro pueblo y que se ha acentuado de manera significativa”.
Cerrar los ojos como si no pasara nada no es la actitud adecuada ni de los cubanos ni del resto del mundo. Abrir los ojos para ver, entender, discernir y asumir el riesgo de tomar decisiones cada vez más necesarias. Nosotros somos también descendientes de emigrantes a Cuba. No decimos guagua a los autobuses porque no sepamos hablar bien, sino porque en el alma de los canarios hay un buen trozo cubano. No podemos mirar para otro lado. Ya llevamos mucho tiempo dirigiendo la mirada hacia espacios que no solucionan la grave situación que padecen nuestros hermanos del Caribe.
Pero la actitud también debe ser la adecuada. Ahora las culpabilidades afloran espontáneamente y sin espíritu crítico. La situación exige un compromiso internacional serio y que ponga en el centro a la persona. Siguen los obispos indicando que “No sólo vemos que las situaciones se agravan, sino, también que se camina hacia una rigidez y endurecimiento de posiciones que pudieran engendrar respuestas negativas, con consecuencias impredecibles que nos dañarían a todos”.
Insisten en evitar la ciega confrontación, pues “La violencia engendra violencia, la agresividad de hoy abre heridas y alimenta rencores para mañana que costará mucho trabajo superar, por eso invitamos a todos a no incentivar la situación de crisis, sino con serenidad de espíritu y buena voluntad, ejercitar la escucha, la comprensión y la actitud de tolerancia, que tenga en cuenta y respete al otro para juntos buscar caminos de una justa y adecuada solución”.
Ya está bien de considerar que el problema de Cuba lo deben solucionar los rusos, los norteamericanos o ellos mismos. Cuba es un crisol de culturas de tal forma que nadie debería sentirse excluido de la búsqueda de solución. Aún resuena aquella frase contundente pronunciada por Juan Pablo II en el aeropuerto de la Habana: “Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”. Mirar para otro lado es no tomar postura. Cuando sufre una persona humana, es preferible errar en el diagnóstico que dejarlo morir en su cama. Hay que hacer algo.
Miran para otro lado quienes convierten en ideológica la situación haciendo que hondeen las banderas los extremos de posturas enfrentadas. Porque mientras luchan los elefantes, es la hierba del piso la que sufre sus pesados vaivenes.
No es justo que miremos para otro lado.
Delegado de Cáritas diocesana de Tenerife
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