De lleno en la última semana electoral (esperemos que por mucho tiempo), los partidos apuntalan posiciones. Ayer vivimos el debate regional en "la nuestra", y más allá de otras consideraciones lo que quedó claro es que Ani, "la nuestra" también, lo está pasando mal. La que fue la reina del politiqueo de tertulias cuando la ocasión lo requería se mostró ayer incapaz de comunicar nada más que el ya famoso "los nacionalistas canarios han de estar en Madrid", cual dogma de fe que los canarios debemos creer a pies juntillas. El discurso está vencido e igual que le sucede a Pedro Sánchez, la forma del mismo da buena muestra de que ni ellos mismos se lo creen.
Claro, así va Bermúdez, que de esto sabe un rato, y decide aplicarse un eslógan a sí mismo (Santa Cruz va conmigo, pero en lenguaje Twitter) para diferenciarse un poco de Oramas, no vaya a ser que los metan en el mismo saco y se acabe ahí su prometedora carrera. Porque estar al lado de Ani ahora no es sinónimo de éxito, ni mucho menos. ¡Qué más da!, a ella le da igual porque se va a Madrid pase lo que pase, es lo que ha pedido, y está el discípulo Clavijo para decirle que no la mentorísima.
Aun así, lo están luchando, sobre todo para que la opinión pública no les dé otro palo cuando anuncien su llegada a la ofina del Gobierno de Canarias en la capital y de esa forma contribuyan aun más al descalabro del partido otrora hegemónico. Sí, sí, están tirando la casa por la ventana, en unas elecciones en las que la austeridad debería ser la nota predominante, CC sale en 4 de cada 5 anuncios online, en todos los periódicos regionales -los de la provincia de Santa Cruz, que tampoco es cuestión de tirar el dinero- y hasta han recuperado el tradicional coche propagandístico, que estropeó el sueño del fin de semana a un ingente número de antiguos simpatizantes que se acordarán de esa pérdida de descanso cuando emboquen las urnas.
Ana Oramas nos dice que Sí nos representa, que con ella en Madrid se habla de los temas de Canarias, pero aquí no la quiere nadie porque es ella quien necesita Canarias para seguir hablando en Madrid. Cuestión de influencias, ya saben, y de las ganas de codearse con lo más granado de la política nacional (ese caramelito lo quiere saborear también Carlos Alonso) a base de decir que nos representa. Si nos representa...