A cuenta de la reforma del Estatuto de Autonomía de Canarias hemos vivido esta semana el traslado de la crisis regional a Madrid, real núcleo donde se debate el futuro de nuestro Archipiélago. Reuniones se han dado de todos los tipos y la única conclusión clara es que no hay conclusión a la vista, PP y PSOE no quieren que la política de la lejana Canarias ensombrezca la aun frágil alianza urdida para dar tiempo a ambos en articular sus particulares intereses. Por ello los populares no se deciden por qué modelo optar y el PSOE todo lo mira ahora en clave interna, diezmando las posibilidades de Patricia de ser lideresa plenipotenciaria, cuando ella lo creía casi hecho.
Mientras tanto Clavijo anda mendigando un poquito de tiempo aquí y allá, ahora proponiendo una revisión del reparto del Fdcan que Podemos y, sobre todo, Nueva Canarias han vetado en el Parlamento. El empuje del partido de Román ha tenido al del buen rollito contra las cuerdas en varias ocasiones, pero aquello que parecía tenerlo sentenciado es lo que al final acabará salvándole, la indecisión de los partidos nacionales para con Canarias. Es el momento de que nos quitemos la careta y veamos a las claras que no podemos seguir dependiendo de unos partidos que utilizan esta tierra como una colección de cromos de fútbol. Modelos como el de los socialistas catalanes o la Unión del Pueblo Navarro han de ser el reflejo de un nuevo sistema político en Canarias que permita que Asier Antona o Rodríguez Fraga puedan tomar decisiones sin tener que irse a Madrid a mendigar un sí o un no de los venerados líderes (el caso del PSOE es peor, rindiendo cuentas a quien-no-debe-ser-nombrada).
Ninguna reforma del Estatuto podrá cambiar nada si seguimos permitiendo que sean otros los que nos dirijan, la regeneración política para Canarias pasa por una reformulación de los mecanismos organizativos dentro de los partidos llamados nacionales para dotar de automía real las decisiones que aquí se tomen. Y si hay que cambiar siglas, que se cambien, ya todos sabremos de que pie cojeará cada uno.