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Los 5 minutos por paciente

jueves 29 de noviembre de 2018, 10:07h

De que sirven saberse unos magníficos protocolos sino tienes médicos, tienes escasos 5 minutos por paciente y ves a más de 50 pacientes al día. ¡Si ves más al ordenador que al paciente!. Los excelentes de la atención Primaria han dicho basta. Lleven mucho tiempo aguantándose y quemándose.

El hartazgo y la desafección de los médicos hacia los políticos y la administración sanitaria es crónica, pero todo el cabreo que se ha ido acumulando ha salido a la superficie cual Guadiana sanitario. El bla, bla, bla, los mantras con los que se llenan la boca los directivos sanitarios es obsceno y perverso. A los médicos les preocupan sus pacientes, que son el centro de su profesionalidad y con los que tiene un compromiso full time. Les quema la lista de espera que hay.

Les preocupa el hola y adiós de los casi 5 minutos que tienen. Les agobia y los desborda ver a más de 40 pacientes cada día. No hay tiempo para la escucha y esto resquebraja y deshumaniza la relación con sus pacientes. La piedra angular de la medicina es la alianza terapéutica, es el vínculo médico-paciente fabricado con la confianza, la compasión, la empatía y la buena comunicación. Es normal que la primaria haya estallado y se haya plantado.

Faltan muchos médicos en la primaria (17.000 médicos formados en España se han autoexiliado), esto es un problema grave y de estado. Andalucía y Cataluña nos han mostrado el camino. La Primaria no puede permanecer equidistante y pasiva. Toca protestar y exigir, toca mejorar y valorar a los médicos que hacen más de lo que puede, que asumen el trabajo de otros colegas por falta de sustitutos.

En Cataluña piden no más de 1.300 tarjetas sanitarias por paciente. En Canarias la ratio ronda las 1407. Otro día abordaré el examen que les han puesto a los aproximadamente 500 médicos de la primaria que se examinaron el día 25. Pa mear y no echar gota. El quehacer de un médico interino de muchos años de trayectoria y su excelencia profesional no se mide a través de un examen plagado de protocolos y de estadísticas. Hay que consumir realidad y contexto.

En derrota pero nunca en doma. No hace falta apagar la luz del prójimo para que la nuestra brille.

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