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Café la humedad

Por Julio Fajardo Sánchez
domingo 14 de diciembre de 2025, 14:15h

“El canibalismo interno se extiende en el PSOE a la espera del día después de Sánchez”. Este titular de El País refleja una situación que se viene incubando desde hace tiempo. Casi desde los 5 días de reflexión del presidente que convocaron a unas escasas decenas de militantes a las puertas de Ferraz. Hay quien dice que perro no come perro, pero esto en política constituye una excepción, porque los relevos siempre se producen comiéndose el hígado unos a otros.

Al que llega como Atila segando la hierba le suele esperar la soledad el día que pretenda el retorno. Conozco muchos casos aislados, los suficientes para considerar normal las prácticas de entrar a degüello, y a todos les ha ido fatal. Solo hay que mirar el trato que le da la militancia actual a Felipe González para saber de lo que hablo. De cualquier forma, esto no es más que un titular de un periódico que ha hecho de perrito faldero y que ahora las ve venir, tratando de posicionarse con alguna ventaja.

Estas circunstancias están previstas en el código de estilo llamado manual de resistencia. Estas y las contrarias, y cualquier observador puede darse cuenta de que seguir por esa senda solo conduce a la catástrofe y a la melancolía. Por eso, aunque sea una manera optimista de verlo, hay que suponer que esos movimientos internos están investidos de la buena voluntad de salvar lo que se pueda. En la política hay un agujero negro que te engulle, porque desde el nivel más bajo al más alto de la estructura, lo que mueve a la gente es la lucha por el poder. Esta legislatura y las anteriores, desde 2018, ha entronizado una especie de resurrección de un maquiavelismo exacerbado que no puede ser del agrado de los acólitos más románticos e inocentes. Está fuera de lo que puede ser un comportamiento moral idealizado.

Ignoro si ese canibalismo interno está provocado por un desacuerdo con una determinada forma de hacer política o se trata de un movimiento de venganza: la némesis natural del que sufrió los efectos de la guillotina. En cualquier caso, ahora se dan las condiciones para considerar normal una corriente de reacción interna, quizá animada por un instinto de supervivencia. Ante esta situación claramente incierta, Sánchez anuncia su proyecto político para 2031, confiando en que se lo crean los suyos, que ya vienen escaldados de promesas anteriores.

Dentro de unos días se abre un calendario electoral que se espera como las estaciones del Vía Crucis. Empieza en Extremadura, cuando aún el progresismo exhibe su monopolio de seguir en exclusiva al líder de Extremoduro, recién desaparecido. Las televisiones echan chispas y se revisan los procesos electorales internos bajo la sospecha del fraude. Yo me refugio en la letra de un tango que canta Goyeneche: “Café la Humedad, billar y reunión. Sábado con trampas, qué linda función”.

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