Los humanos, principalmente los urbanos, vamos por el mundo conversando con el prójimo, hablando con otros transeúntes o, simplemente, contando intimidades a través de un teléfono móvil. Y suponemos que siempre estamos solos; como si no existieran terceras personas.
Pues bien, yo conozco a una de esas escasas terceras personas. Se llama Enrique y es un conocido mío desde hace bastantes años.
Enrique se ha pasado media vida paseando por los espacios públicos, tipo calles, bares, autobuses, etc. armado con una sencilla libreta de notas y un lápiz en su chaqueta. Enrique lleva –en todas las estaciones del año- americana.
La semana pasada vino a cenar a mi casa. Acabado el ágape, me mostró su famosa libreta y me comentó algunos de los comentarios robados a sus informadores anónimos. No pude resistir la tentación de retener algunas de estas “perlas” con la intención de hacérselas llegar a mis amables lectores. Ahí va una breve muestra.
Oído en un autobús:
- La vida es una cosa que solo pasa una vez en la vida.
En la terraza de un bar. Una pareja de ancianos. Él a ella:
- Nos tenemos que respetar tal como soy…
En un banco de una plaza. Pareja de jubilados. Ella a él:
- Mira, cariño, el día que uno de los dos falte, yo me voy a Benidorm.
En la calle. Un niño que acaba de vomitar, a su madre:
- Mamá ¡me ha caído la tortilla!
En la Universidad:
- Sí, cierto: Antonio salió del armario…pero se volvió a meter en seguida.
En los pasillos de un mercado. Una señora a otra:
- Porqué yo, ahora, tengo cincuenta y un años, pero antes era más joven.
En la calle. Una madre a su hijo:
- Los niños no dicen mentiras. Porqué si dicen mentiras se vuelven negros.
En fin, podría continuar con algunos otros ejemplos que recuerdo, pero solo pretendía demostrar que en la calle también hay vida y que no está nada mal que alguna persona, como Enrique, recoja una parte de humanidad y la lance al firmamento.
¡Ah! Y no incluye, en su libreta, las frases de Rajoy... lo petaría.
¡Alerta! Mi amigo es alto, moreno, ojos verdes y con una alopecia frontal incipiente. Más que nada, para que vigilen sus comentarios si le perciben cerca.
¡Ah! Y chaqueta, libreta, y lápiz.
PS. ¡Les deseo una muy feliz Navidad!