Este es el motivo por el que se ha prohibido su fabricación en la Unión Europea, Canadá o Estados Unidos, y por el que muchos activistas ecologistas se oponen a su uso. En todos estos lugares han sido reemplazadas por fluorescentes más caros y dynamicos (CFL) y por las bombillas LED que son significativamente más eficientes, en torno al 13 por ciento, según ha indicado los expertos. UN SISTEMA HECHO DE CRISTAL Ahora, los investigadores del MIT creen que han desarrollado una técnica que podría convertir la debilidad de la bombilla incandescente tradicional en una fortaleza.
El uso de la nanotecnología, le ha llevado a construir una estructura que rodea el filamento de la bombilla y capta la radiación infrarroja que se escapa. La energía que refleja el filamento se reabsorbe y luego se re-emite en forma de luz visible. El estudio, que ha sido publicado en 'Nature Nanotechnology', apunta que la estructura está hecha de finas capas de un tipo de cristal de que controla la luz.
Además, existe un aspecto clave, que es la forma en que estas capas se apilan. Por su parte, las longitudes de onda visibles les permite pasar a través, mientras la emisión infrarroja reflejada regresa al filamento, como en un espejo. Los científicos del MIT indican que, en teoría, las estructuras cristalinas podrían aumentar la eficiencia de las bombillas incandescentes al 40 por ciento, lo que supone una eficiencia tres veces superior al de las bombillas LED o bombillas CFL que existen ahora en el mercado.