En Canarias solemos denominar totufo a la persona tarda en comprender. Muchos políticos demuestran cada día que no saben hacer las cosas bien. Les falta preparación, compromiso y sentido de la responsabilidad. Prometen grandes cambios, pero cuando llegan al poder se pierden entre la burocracia, soberbia y vanagloria.
En lugar de gestionar con eficacia, priorizan la imagen y el discurso vacío. Sus decisiones, cuando las toman, generan desconfianza y frenan el progreso de la sociedad. No escuchan a los expertos ni a la ciudadanía, y sus errores, habituales, acaban costando mucho dinero. Gobernar exige capacidad, esfuerzo y visión de futuro, no palabras huecas ni promesas imposibles.
La política necesita líderes formados, valientes y honestos, capaces de asumir responsabilidades y trabajar por el bien común, no personas que improvisan sólo buscando el provecho personal.