OPINION

La hora del cambio o el cambio de la hora

Julio Fajardo Sánchez | Miércoles 22 de octubre de 2025

Mirian Nogueras, portavoz de Junts en el Congreso, dice a Sánchez que deje de hablar del cambio horario y empiece a hacerlo de la hora del cambio. El problema es que en una situación de diversificación política cada uno se refiere al cambio de una forma diferente, por loque cabría concluir que el único cambio posible es el horario. En este caso lo que se propone es que no haya ninguno y nos dan a elegir que nos quedemos con la hora de invierno o la de verano, como si eso fuera lo importante. Quizá Europa decida que cambiar la hora es algo obsoleto. Al final todas las oficinas informatizadas encienden la luz desde que abren y no hay diferencias de consumos energéticos, y si hay alguna será el chocolate del loro.

Hay muchos que temen que de aceptarse esta propuesta ese será el único cambio que se produzca dada la diversidad de cambios que exigen cada uno de los partidos que representan a la voluntad de los españoles. En este caso sería imposible satisfacer a todos a la vez. Por eso el cambio que pide Mirian Nogueras es bastante significativo.

Es innegable que la situación que vivimos desde 2018, o mejor desde 2016, obedece a la exigencia de una serie de cambios que se han colocado sobre la mesa, en función de las coaliciones, a la que no se puede dar respuesta. Entonces lo mejor será cambiar la hora y santas pascuas. Al menos algo hemos cambiado dentro de lo que se puede cambiar. Al fin solo se trata de no mover las manecillas del reloj y dejarlas como estaban. Ojalá todo fuera tan sencillo. Los relojes mantendrían su inercia y el Gobierno también. Las cosas seguirían el mismo curso con el que empezaron manteniendo ese principio teresiano de que en tiempos de zozobra mejor no hacer mudanza. ¿Para qué cambiar? ¿Quién nos dice que íbamos a estar mejor?

Cristina Valido se ha apresurado a decir que la hora menos en Canarias no se la toquen, como si la propuesta tuviera algo que ver con los husos horarios. Siempre hay una nota pintoresca en estos temas. Ahora los relojes son digitales y se ponen automáticamente en hora sin que nadie intervenga; así que no me preocupo por lo que pueda suceder. Haré como aquel que le preguntaron si le afectaba la subida de la gasolina y contestó: “A mí no me importa, siempre le pongo 20 duros”.


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