Una caída masiva de la nube de Amazon genera fallos en webs y apps de todo el mundo. El inicio del desorden se ha localizado en la región estadounidense US-EAST-1 (Virginia), y se han registrado “aumentos en los índices de error y latencias” por parte de AWS (la nube de Amazon).
Entre los servicios que han dejado de funcionar correctamente se encuentran aplicaciones populares como Snapchat, Signal, Duolingo y plataformas de juegos como Fortnite y Roblox. También se han visto afectados servicios financieros, comunicaciones empresariales y sistemas de inteligencia artificial, incluyendo nombres como Coinbase, Slack y la startup de IA Perplexity.
Según AWS, hacia las 11:30 horas (hora de España) ya se observaban "señales significativas de recuperación" y poco después se confirmaba que los servicios globales afectados por la región US-EAST-1 habían sido restaurados. La empresa no ha identificado oficialmente la causa como un ciberataque, sino como un problema interno.
El hecho de que el origen se localizara en la región US-EAST-1, una de las más críticas en la infraestructura de AWS, subraya los riesgos asociados a la concentración de servicios en determinados centros de datos.
El problema principal identificado ha sido una degradación del sistema de base de datos Amazon DynamoDB, que sustenta múltiples aplicaciones y plataformas. Algunos expertos advierten que este tipo de incidentes refuerza la necesidad de diversificar la infraestructura en la nube para evitar que una sola falla provoque un efecto dominó en múltiples servicios digitales.
Aunque los medios españoles no se han centrado en reportar fallos específicos en plataformas nacionales, la escala del incidente afecta globalmente los modelos de negocio que dependen de AWS. En España, empresas tecnológicas, start-ups y servicios digitales que trabajan con AWS han experimentado latencias o interrupciones momentáneas.
Se trata de una de las mayores interrupciones de Internet en 2025, comparable en escala a eventos previos que afectaron servicios tecnológicos críticos. La dependencia de un proveedor dominante en la nube hace que su fallo provoque un impacto en cascada que puede sumar costes millonarios para negocios digitales, socavar la confianza en servicios online y reactivar el debate regulatorio sobre infraestructuras críticas.