Por su parte, la inflación subyacente, que excluye los alimentos no elaborados y los productos energéticos, se reduce una décima y se sitúa en el 2,3%. Este retroceso confirma que los componentes más estructurales de los precios siguen mostrando estabilidad, incluso en un contexto de repunte del índice general.
La evolución del índice en septiembre se explica, sobre todo, porque los precios de los carburantes y de la electricidad descendieron menos que en el mismo mes de 2024. Este comportamiento ha sido suficiente para impulsar la tasa general al alza, a pesar de la moderación que siguen mostrando otros grupos de consumo.
En términos mensuales, los precios de consumo registran en septiembre una caída del – 0,4% respecto a agosto, lo que refleja un retroceso puntual tras la estabilidad del verano. En cuanto al Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA), referencia utilizada por la Comisión Europea en sus comparaciones, la tasa interanual aumenta hasta el 3,0%, con un avance mensual del 0,1%. La inflación subyacente del IPCA se mantiene estable en el 2,4%.
Aunque los datos de septiembre muestran un repunte moderado de la inflación, este movimiento no puede interpretarse como una señal de normalización definitiva. La economía española sigue expuesta a la volatilidad de los precios energéticos, a las tensiones geopolíticas y a la incertidumbre de los mercados internacionales, factores a los que se suman riesgos adicionales como la regulación energética, la evolución del mercado de la vivienda o el incremento del consumo en la recta final del año. Todo ello exige un seguimiento cercano para evitar que las tensiones de precios vuelvan a intensificarse en los próximos meses.
En este contexto, resulta necesario poner en valor el esfuerzo que ya están realizando las empresas para sostener la actividad y el empleo en un entorno exigente. Para Canarias, donde los sobrecostes derivados de la insularidad impactan de forma directa en la competitividad, es fundamental reforzar la resiliencia del tejido productivo. Apostar por la eficiencia, la diversificación y la innovación se presenta como la estrategia más sólida para preservar el dinamismo económico y aprovechar las oportunidades de crecimiento en un escenario global marcado por la incertidumbre.