El ataque se llevó a cabo con 200 aviones y según el Gobierno israelí las incursiones militares proseguirán todo el tiempo que se considere necesario.
Los bombardeos estuvieron dirigidos contra jefes militares iraníes, como el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Teherán, el general Mohamad Hosein Baqerí, que según la televisión estatal iraní fue una de las víctimas mortales de los ataques.Además murieron el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, el general Hossein Salamí, y el general Gholam Ali Rashid, responsable de la base aérea Khatam ol-Anbiya.
También fueron asesinados al menos 6 científicos nucleares, así como un número indeterminado de civiles en zonas residenciales del norte de Teherán. Mientras, medios iraníes señalaron que Ali Shamkhani, asesor del líder supremo de Irán se encuentra gravemente herido.
El ataque comenzó en torno a las 3:30 hora local, cuando se escucharon fuertes explosiones en la capital iraní. Posteriormente se fue extendiendo a otras zonas del país.
Uno de los principales objetivos fue la principal planta de enriquecimiento de uranio en Irán, Natanz, alcanzada en los bombardeos, según confirmó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Por su parte, el Ejército israelí anunció haber bombardeado, según directrices del Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, «decenas de objetivos» relacionados con el programa nuclear de Irán y otros puntos militares.
Un portavoz castrense aseguró que en las instalaciones y edificios atacados se encontraban altos cargos iraníes y científicos nucleares y que Irán trabajaba en un plan secreto para desarrollar todos los componentes de un arma nuclear.
«El régimen iraní está impulsando un plan secreto para el avance tecnológico en todos los aspectos del desarrollo de un arma nuclear», se detalló también en un comunicado israelí.
Según el texto, Teherán se esforzaba en producir «miles de kilogramos» de uranio enriquecido, además de compuestos de enriquecimiento descentralizados y fortificados «en instalaciones subterráneas» con la finalidad de obtener un arma nuclear «en un corto período de tiempo».
Poco después del ataque israelí, el Ejército informaba del lanzamiento por parte de Irán de más de cien drones hacia territorio israelí y de que todos sus sistemas de defensa estaban «funcionando para eliminar las amenazas».
El espacio aéreo permanece cerrado «hasta nuevo aviso» y el Ejército ha instado a la población a que no ignore las «alertas y alarmas antiaéreas» que puedan llegar en las próximas horas y que, si se producen ataques, se refugie «de la mejor manera posible».
Por su parte, el líder supremo de Irán, Ali Jameneí, prometió este viernes un destino «amargo y doloroso» para Israel tras los ataques.
“Con este crimen, el régimen sionista se preparó un destino amargo y doloroso, y sin duda lo recibirá”, dijo Jameneí en un comunicado publicado en su página web.
La máxima autoridad política y religiosa de Irán aseguró que Israel recibirá un “severo castigo” tras revelar su “naturaleza malvada” con ataques contra zonas residenciales de la capital iraní.
El religioso confirmó la muerte de un número indeterminado de militares y científicos nucleares en el ataque israelí de esta madrugada y dijo que sus “sucesores retomarán inmediatamente sus funciones”.
Desde Jerusalén, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, calificó de «exitoso» el ataque «inicial». «Hemos atacado al alto mando. Hemos atacado a científicos de alto rango que impulsan el desarrollo de bombas atómicas. Hemos atacado las instalaciones», aseguró Netanyahu, e instó a los israelíes a que sigan las instrucciones del Ejército de cara a la anunciada respuesta de Irán.
Según el líder israelí, la de hoy ha sido una operación para «contrarrestar la amenaza iraní a la propia supervivencia de Israel» y ha anunciado que «continuará durante los días que sean necesarios para eliminarla».
En un vídeo publicado tras el anuncio del bombardeo a Irán, Netanyahu aseguró que Israel ha atacado «el núcleo del programa de enriquecimiento nuclear de Irán».
Buena parte de la comunidad internacional ha expresado ya su inquietud por esta escala de tensión en la región. El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo hoy sentirse «particularmente preocupado por los ataques de Israel contra instalaciones nucleares iraníes», que se producen justo «cuando están en marcha conversaciones entre Irán y EEUU sobre el programa nuclear iraní».
En su breve comunicado, Guterres pidió a las dos partes (Irán e Israel) «máxima contención» y que «eviten a toda costa hundirse en un conflicto más profundo, una situación que la región no puede apenas permitirse».
También entre los países árabes la condena ha sido clara. Así se expresaron Arabia Saudí, Omán, Jordania o Turquía, entre otros.
El grupo islamista Hamás emitió un comunicado en el que calificó el ataque como «una peligrosa escalada que amenaza con desestabilizar la región» y un reflejo de «la insistencia del gobierno extremista de (Benjamín) Netanyahu en arrastrar a la región a confrontaciones abiertas para satisfacer sus delirios talmúdicos».
Mientras desde Estados Unidos, su secretario de Estado, Marco Rubio, aseguró que su aliado israelí «ha tomado medidas unilaterales contra Irán», necesarios para su propia defensa.
En la misma línea, el ministro francés de Exteriores, Jean-Noël Barrot, ha querido subrayar «el derecho de Israel a defenderse contra cualquier ataque».
En un mensaje en su cuenta de X, Barrot ha señalado que Francia había manifestado en varias ocasiones sus «grandes preocupaciones» por el programa nuclear iraní, en particular en la declaración el jueves del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que había acusado al régimen de Teherán de violar sus compromisos de no proliferación.