A los 88 años, el papa Francisco, líder de la Iglesia Católica, ha fallecido en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano, según ha comunicado Vatican News a través de su cuenta de X. El pontífice había aparecido el Domingo de Resurrección en el balcón principal de la basílica de San Pedro para ofrecer la bendición ‘Urbi et Orbi’: «Que el Señor nos bendiga a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».
Francisco I había permanecido un mes en el hospital debido a complicaciones derivadas de una infección polimicrobiana en el tracto respiratorio. Su estado de salud se vio aún más comprometido por una neumonía bilateral, lo que resultó en la necesidad de usar cánulas nasales y recibir tratamiento de fisioterapia respiratoria.
Nacido en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936, Jorge Mario Bergoglio proviene de una familia de inmigrantes italianos. En el barrio de Flores transcurrió su infancia, donde asistió a una escuela pública y posteriormente a una escuela técnica, formándose como técnico químico. Su deseo de servir a la religión lo llevó a ingresar al seminario. En 1958, se unió a la Compañía de Jesús, convirtiéndose así en parte de los jesuitas. Este hecho lo convirtió en el primer sumo pontífice de esta orden religiosa y también en el primer Papa americano, ya que todos sus predecesores eran europeos.
Durante su formación en la orden jesuita, Bergoglio se dedicó a estudiar humanidades, filosofía y teología en varias instituciones de Argentina y Chile. El 13 de diciembre de 1969 recibió la ordenación sacerdotal y, poco después, comenzó a sobresalir dentro de la comunidad religiosa. A los 36 años, en 1973, fue designado provincial de los jesuitas en Argentina, un cargo que mantuvo hasta 1979. En ese tiempo, el país atravesaba una de sus etapas más sombrías bajo la dictadura militar de Jorge Rafael Videla, que tuvo lugar entre 1976 y 1983. Su papel durante esos años ha generado controversia y discusión.
Durante ese tiempo, la responsabilidad de los sacerdotes jesuitas en Argentina recaía en Bergoglio, quien ocupaba el cargo de provincial de la Compañía de Jesús. La detención y tortura de dos sacerdotes jesuitas, Orlando Yorio y Francisco Jalics, secuestrados por la dictadura en 1976, generó cuestionamientos hacia su actuación. Mientras algunos críticos argumentan que Bergoglio no tomó las medidas adecuadas para proteger a los sacerdotes, otros defienden que actuó de manera discreta para lograr su liberación.
Francisco ha rechazado cualquier implicación con la dictadura, y a lo largo del tiempo, diversos testimonios han surgido en su apoyo, señalando que ayudó de manera clandestina a muchas personas perseguidas por el régimen, facilitando su salida del país. En 2010, fue convocado a declarar en un juicio relacionado con crímenes de lesa humanidad, donde negó haber colaborado con la junta militar. A pesar de las acusaciones en su contra, nunca se le ha imputado delito alguno. La controversia sobre su actuación en aquellos años continúa generando opiniones divididas; sin embargo, su papel como defensor de los derechos humanos y de los más vulnerables durante su pontificado ha reforzado su imagen como líder de la Iglesia católica.
A lo largo de los años posteriores, Bergoglio persistió en su labor tanto pastoral como académica, llegando a ser rector del Colegio Máximo de San Miguel y profesor de teología. En 1992, fue designado obispo auxiliar de Buenos Aires por el papa Juan Pablo II, y en 1998, tomó posesión como arzobispo de la ciudad. Su gestión se destacó por una notable austeridad y un fuerte vínculo con las comunidades más desfavorecidas, optando por evitar los lujos típicos del episcopado y prefiriendo el uso del transporte público en lugar de vehículos oficiales.
En 2001, el Papa Juan Pablo II designó a Bergoglio como cardenal, lo que le permitió desempeñar un rol fundamental en la Iglesia de Argentina y América Latina. A partir de ese momento, su postura crítica hacia la corrupción y la desigualdad le valió creciente reconocimiento, al igual que su humildad y dedicación a los más necesitados. En 2005, después del fallecimiento de Juan Pablo II, se mencionó su nombre como un posible candidato para sucederlo en el cónclave que finalmente eligió a Joseph Ratzinger, conocido secularmente como Benedicto XVI.
Un nuevo proceso de elección papal se inició tras la renuncia en febrero de 2013. El 13 de marzo de ese mismo año, Bergoglio fue elegido como sumo pontífice y tomó el nombre de Francisco, rindiendo homenaje a San Francisco de Asís, quien representa la humildad y el servicio a los más necesitados.
Desde que comenzó su pontificado, Francisco ha promovido reformas en la Iglesia con el objetivo de crear una institución más cercana a los fieles y transparente. Temas delicados como los abusos sexuales en el clero, la lucha contra la pobreza y la crisis climática han sido abordados por él. Su estilo directo y su defensa de los migrantes y las personas desfavorecidas han generado tanto apoyo como críticas de sectores más conservadores dentro del Vaticano. Durante su tiempo como Papa, ha viajado a diversos países, fomentando el diálogo interreligioso y haciendo llamados a la paz en regiones afectadas por conflictos.