OPINION

Mirando la fecha de la jubilación

Juan Pedro Rivero González | Jueves 15 de junio de 2023

Quería sacar la Tarjeta Sanitaria Europea por internet para un viaje a Italia y, como el que toca y picha en una web que no controla, le sale informaciones que no busca, me informaba la Seguridad Social los años que tenía cotizados y los años que me faltaban para la jubilación. Una borrachera de realismo. Me queda la mitad de lo ya recorrido; un tercio de la posible vida laboral que marca la ley. Me pareció que me falta casi nada.

Por la mañana compartí un café con otros que sí habían buscado positiva y voluntariamente esa información y nos convertimos en un grupo de diálogo que mira al final del camino; creo que la conversación nos envejeció a todos un poco. Me resisto a convertir ese momento en objetivo de mi conversación. Cuando llegue llegará, pero no tengo prisa y tengo muchas cosas que hacer antes de que llegue, si Dios me presta vida para llevarlas a cabo.

Entiendo perfectamente a quienes se resisten a jubilarse. Porque lo mismo que hay que prepararse para la vida laboral, hay que prepararse para la vida jubilar. Igual que hay que aprender a hacer las cosas, hay que aprender a dejar de hacerlas cediendo el testigo a otros que las sigan llevando adelante.

Me ha encantado ese proyecto de Atresmedia que se denomina “Hablando en Plata” y que recoge la importancia que tiene promover la participación de los mayores en la vida social. Tienen mucho que aportar porque están llenos de experiencias y tienen la prudencia de saber tener paciencia. Miran desde una atalaya diferente desde la que podemos mirar el resto de las personas. Saben, por haber adquirido por otra vía la sabiduría del vivir.

Una sociedad que no sepa recoger la experiencia de los mayores es una sociedad empobrecida por edadismo, término que hemos escuchado recientemente en numerosas ocasiones y que significa el desprecio de las personas por razón de su edad. El descarte, que le gusta decir al Papa Francisco, de los mayores o de los no nacidos. Descartar de la partida de la vida social a quienes no han aportado o ya no pueden aportar aspectos prácticos y útiles.

Solo es inútil aquel que ha perdido la capacidad de amar. El resto posee una utilidad indescriptible que da rostro real a la sociedad. El trabajo voluntario, la dedicación de tiempo a acciones sin la premura de la prisa, el cuidado de los detalles y la ayuda a la reflexión, el espíritu de contemplación y serenidad, la paciencia con lo vulnerable propio o ajeno, el recuerdo convertido en memorial de la identidad del grupo. ¡Cuánto tienen que aportar!

Y nuestro esfuerzo por acompasar el ritmo a sus posibilidades, el delicado tacto para no repetirles que se repiten, el despertar el ánimo compasivo de la ayuda mutua, entre otros, son aspectos que despierta en otros su presencia social. No despreciemos nunca a un anciano porque es despreciarnos a nosotros mismo que no estamos exentos del devenir ineludible del paso del tiempo.

Todo esto en una web que me recordaba los años que me faltan para la jubilación. Todo esto conversando con otros, alrededor de una cafetera, recordando los años que contabilizan para conocer de cuánto será la pensión.

Me resisto: No volveré a mirar la fecha de la jubilación.


Noticias relacionadas