España es un problema. Esto en boca de Donald Trump es un balón de oxígeno para la izquierda. La OTAN es una vieja reivindicación en la que nos metió Felipe González, y ya se sabe que las políticas de ese señor ahora son, cuando menos, revisables. La postura frente a la OTAN significa salirse un poco de los compromisos de la UE. Últimamente la sinfonía europea se está debilitando en muchos aspectos. Nuestro Gobierno se desmarca de ella con frecuencia, menos en aquello que le puede reportar algún ingreso extra. Todo ello, curiosamente, a pesar de presumir de ser la economía que más crece.
España es un problema, pero un problema de resistencia que nos conduce al aislamiento, cuando no a acercarnos a las estrategias de las repúblicas bananera. Hace unos años el presidente nos advirtió de que no haría unos pactos que no nos iban a dejar dormir. Mentía entonces. Lo que no nos iba a dejar dormir no eran sus acuerdos sino él mismo. Ahora ha encontrado la razón para resistir frente al acoso de los hechos, convertirse en el David solitario capaz de vencer al gigante Goliat que amenaza al mundo progresista. Todo esto estaría bien si no fuera por los Koldos, los Ábalos, las Leires y los Cerdanes. Menos mal que estas cosas solo se publican en los pseudomedios controlados por la fachosfera. Ahora han traspasado nuestras fronteras y aparecen también en esa prensa amarilla que abunda en los países democráticos para desesperarnos.
Estamos otra vez ante la excepción ibérica, pero sin Portugal. Sería conveniente recordar que el Spain is diferent fue un invento de Fraga.
Si (
No(
