Además, asegura que algunos de estos «afortunados con el agua regaron hasta el día anterior de arrancar por completo sus plantaciones».
El activista por el sector platanero se cuestiona la gestión del agua para las fincas de plátanos afectadas por la erupción volcánica. Esto se debe a que la lava destruyó las conducciones que abastecían el agua y, como solución de emergencia, se trajo un buque cisterna y se instalaron desaladoras portátiles.
Frente a la versión optimista del Cabildo de La Palma y el Gobierno Canario sobre los enormes fondos gastados en este sistema temporal para obtener agua durante esta catástrofe, Rodríguez lo pone en duda: "Mientras algunos teníamos muchas dificultades (continuas averías en las desaladoras o en las tuberías que conducían el agua a las fincas) cuando tratábamos de regar nuestras plantaciones, y casi la mitad de las veces no podíamos hacerlo, otros nunca tenían problemas".
Los "afortunados" que contaban con agua de riego eran aquellos que tenían alguna relación con las autoridades gubernamentales de la isla, o amistades, según afirma el vocero del movimiento que lucha por un precio justo para el plátano. El resto de los regantes tuvieron que esperar turnos que nunca llegaban, sobre todo al principio.
Esperar dos meses o más para regar
En estas situaciones, las plantaciones de plátanos se perdieron debido a la gran cantidad de cenizas volcánicas, y por la falta de agua o por el retraso en los turnos de riego.
El agricultor se queja de tener que esperar dos meses o más para regar sus plantaciones, pues afirma que "más de 20 días es casi como condenar a la platanera a la extinción o a una gran disminución en su producción".
Las autoridades locales permiten comportamientos anormales
Ahora, con la perspectiva que da el haber pasado más de un año desde que el volcán se apagó, todo lo que se relata son "acciones normales dentro de las anomalías que sucedieron durante y después de la erupción".
Según la denuncia, las autoridades locales fueron permisivas como siempre. Esta aquiescencia es "bastante sorprendente", según afirma, y parece que las leyes hayan sido establecidas más por los regantes que por el Ayuntamiento o el Gobierno de Canarias.
Este luchador del sector agrario sostiene que es importante que la población conozca todos los detalles de lo ocurrido con las plataneras afectadas, para evitar que la versión oficial sea la única que se difunda. Según él, "algunos regaron sin problemas hasta el final, mientras otros apenas podían hacerlo; y estos mismos han respaldado lo hecho con desaladoras y el buque cisterna".