
España pondrá a finales de este mes punto y final a su gran misión en Afganistán. Después de casi 14 años, los 236 militares que quedan en la base de Herat, en el oeste del país, volverán a casa, dejando tras de sí una de las operaciones más largas y más peligrosas para las Fuerzas Armadas. Sólo quedará un reducido grupo de unos 20 efectivos en la capital, Kabul, para labores de asesoramiento al Ejército afgano. Más allá del objetivo de la misión, la de Afganistán ha supuesto uno de los retos más importantes que han asumido las Fuerzas Armadas españolas en los últimos tiempos y, sobre todo, desde que participan en misiones internacionales.
El sostenimiento de un contingente que llegó a ser de 1.521 militares a una distancia de 6.000 kilómetros y durante más de 13 años no es tarea fácil. Todo ello combinado con operaciones que ocasionalmente implicaron verdaderos combates en un entorno austero y a menudo en condiciones climatológicas muy extremas.