OPINION

Contra la desinformación, formación

José A. García Bustos | Sábado 07 de noviembre de 2020

Se empieza a vislumbrar quien gana y quien pierde tras la aparición de la pandemia. Día a día van apareciendo prohibiciones y limitaciones justificadas por la existencia del virus. Bueno, lo de que íbamos a perder los ciudadanos ya se sabía pero estamos empezando a ver qué perdemos nosotros y qué gana papá Estado.

Que íbamos a perder libertades a cambio de seguridad estaba claro pero vemos cómo no pasa una semana en la que no nos roben parte de nuestra libertad con la excusa del virus. Algunas medidas se hacen con un descaro alucinante y, créanme, muchas de esas libertades perdidas no volverán por mucho que controlemos la pandemia.

El gobierno de España nos dice ahora que un grupo de expertos (¿?) velarán por la seguridad en cuanto a desinformación se refiere y ha decidido parar las noticias falsas. Es el mismo gobierno que dijo al Partido Popular aquello de “que el gobierno decida qué información es verdad, es el adiós de la libertad de expresión y de la democracia” (tuit de Podemos en 2018).

Se ve que el poder relativiza las verdades. Ahora hacen lo que antes rechazaban.

La excusa para meter mano ahora a este tema es vincular la mentira a la existencia del virus, como si fuera algo nuevo. Puestos a limpiar el mundo de impíos mentirosos ¿van a censurar opiniones de amigos en Telegram o Whatsapp porque consideren que propagan noticias falsas? ¿Perseguirán la mentira castigando a niños y adultos que falten a la verdad fuera de las redes sociales?

Si profundizamos, el tema tiene miga. Tendrán que discernir qué es la verdad, algo que no es baladí. Hay verdades subjetivas, en base a nuestra experiencia y existen verdades objetivas.

Encontramos verdades relativas, según nuestras costumbres o cultura y verdades absolutas.

También existen verdades extraídas fuera de su contexto o medias verdades que hacen más daño que grandes mentiras. Como, por ejemplo, decir que España ha sentado las bases de una economía sólida por haber repuntado el tercer trimestre, tras venir del abismo (afirmación de la vicepresidenta económica de este gobierno, la semana pasada).

La Historia misma está llena de mentiras con las que hemos crecido. El comité de expertos del gobierno no daría abasto con tanto trabajo. Ni en los años 60 el tabaco era bueno para la salud, ni en 1938 invadieron lo alienígenas Estados Unidos como anunció Orson Welles, ni Walt Disney está congelado ni la Gran Muralla China se ve desde el espacio.

Esta medida no la justifica ni un arsenal de bots rusos generando desinformación con intereses espurios. ¿Van a cerrar un diario por difundir noticias que “el comité de expertos” considere falsas o solo van a censurar los artículos de opinión poniendo una mordaza a las líneas de un columnista cuya libertad de expresión chirríe con lo que quieren oír? ¿Aceptarán verdades aunque ataquen directamente a su gobierno o aprovecharán para acallarlas?

El gobierno no siempre ha hecho bandera de la verdad y, por tanto, es el menos autorizado a discernir lo que debe ser censurable. Recuerden que el aclamado comité de expertos para definir la desescalada nunca existió. Contra la desinformación se necesita formación, no censura. Dediquen los recursos del comité censor a formación. Un país con una sólida formación no será fácilmente engañado. Pero eso choca con otra medida en contra de un país con una sólida formación: la de que los jóvenes pasen de curso aunque lleven todo suspendido. Quizás eso sea lo que buscan: un país poco formado para colarle sus mentiras y manipularlo mejor.


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