En este sentido, para comprobar la magnitud de los acontecimientos, el PIB en Canarias tuvo una contracción del -5,80% en el primer trimestre de 2020, teniendo en cuenta que, pese a la evolución de la desaceleración del ciclo económico que imperaba, el Estado de Alarma solo afectaba a dos semanas de las trece que conforman el trimestre.
Además, la intensidad fue superior a la media nacional, en donde el PIB cayó en un -3,78%. Se estima que, de media en 2020, el PIB en Canarias puede disminuir en un 25,05% alcanzando una tasa de paro del 36,45% debido a la evolución de la población activa. Tras seis prórrogas establecidas en progresivas fases de apertura, el pasado 21 de junio de 2020 concluyó dicho Estado de Alarma. Vistos los intervalos de tiempo, estamos en un trimestre en donde no solo se ha asistido a una contracción de la oferta o de la demanda.
Se ha asistido a una desaparición de los mercados, con las consecuencias que ello tiene sobre las variables tanto macro como microeconómicas. El informe al que se puede acceder desde la página web de la confederación recoge tanto un diagnóstico como análisis de las posibles consecuencias, por lo que se concluye la necesidad de diseñar estrategias regionales, así como sectoriales, establecidas desde una perspectiva temporal, entendiendo la diferenciación entre la urgencia con la planificación.
Es decir, se ha de considerar imprescindible el ejercicio de un liderazgo estratégico para abordar la innegable interdependencia entre todos los órdenes de aplicación. Bajo esta premisa, la estrategia debe tener un doble objetivo interrelacionado en donde se favorezca un desarrollo económico sostenido con la consecución de un mayor nivel de cohesión económica y social.