Este martes 5 de mayo se celebra el Día Mundial del Asma, enfermedad que, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta en el mundo a más de 235 millones de personas. De hecho, se trata de la séptima enfermedad más prevalente de todas cuantas se hallan descritas por la medicina, y causa cerca de 400.000 muertes anuales, sobre todo entre pacientes de edad avanzada.
En el caso de España, la estimación es que en torno al 5 por ciento de la población adulta sufre asma, un registro que se halla por debajo de la media europea. Sin embargo, entre el colectivo infantil, la incidencia es del 10 por ciento, siendo la dolencia crónica más común entre los niños.
Desgraciadamente, entre el 60 y el 70 por ciento de los pacientes asmáticos no ejerce un adecuado control de la enfermedad. En España, cerca del 2 por ciento de los ingresos hospitalarios se deben a crisis asmáticas, y un 80 por ciento de los mismos serían evitables con el tratamiento adecuado. Nuestro país destina aproximadamente un 2 por ciento de los recursos económicos de la sanidad pública al asma, correspondiendo la mayor partida (hasta un 70 por ciento) al tratamiento del asma no controlada, una de las principales causas de absentismo laboral y escolar.
El asma es causado por una inflamación crónica de las vías respiratorias, condicionada en parte por factores genéticos y que suele provocar la aparición de tos y disnea. Una característica típica es su variabilidad, tanto de sus síntomas como de su afectación pulmonar, incluso en un mismo día.
Existen numerosos factores desencadenantes de la enfermedad o de su exacerbación. El principal factor es la alergia, junto a otros como la actividad profesional, especialmente entre ganaderos, agricultores, panaderos, carpinteros y en la industria farmacéutica. También hay que tener en cuenta la influencia de las condiciones ambientales, el ejercicio físico, el reflujo gastroesofágico, los factores emocionales o el uso de determinados fármacos. Y, por supuesto, el tabaquismo, que multiplica por cuatro las posibilidades de sufrir asma.
Si bien estamos ante una enfermedad sin cura de la que no se conocen por completo sus causas fundamentales, existen herramientas diagnósticas, terapéuticas y preventivas eficaces, que permiten reducir tanto el número de exacerbaciones de asma como de muertes relacionadas. Es en este punto, siempre desde un seguimiento multidisciplinar de la enfermedad, donde adquiere relevancia el farmacéutico como un pilar básico en el adecuado asesoramiento y en la asistencia sanitaria a los pacientes a lo largo del proceso terapéutico.
En concreto, el farmacéutico comunitario, en colaboración con los especialistas del ámbito hospitalario y desde la amplia red de 22.071 oficinas de farmacias existentes en España, además de la dispensación de los medicamentos para los pacientes, puede promover, a través de los servicios profesionales asistenciales, medidas de educación sanitaria, de uso correcto de los fármacos antiasmáticos (por ejemplo, respecto a la técnica de uso de inhaladores) o de prevención de problemas relacionados con los mismos, así como de seguimiento de efectos clínicos y adversos, aportando soluciones personalizadas para cada paciente. Cabe tener presente, además, que la mayoría de pacientes con asma son tratados con medicamentos por vía inhalatoria, más eficaces y seguros que los de vía oral.
Precisamente, a fin de visibilizar la relevancia clínica y social de esta enfermedad y concienciar sobre la importancia de la educación sanitaria y la adherencia al tratamiento en pacientes con asma para evitar y controlar las complicaciones, el Consejo General de Farmacéuticos ha realizado un informe técnico, el Punto Farmacológico 142, que consiste en una revisión en profundidad sobre el estado actual de la epidemiología y la farmacoterapia, con referencias al conocimiento sobre aspectos clínicos y la etiopatogenia.
El documento recalca el importante papel que el profesional farmacéutico puede desarrollar, en sus distintos ámbitos de actuación profesional, en la asistencia sanitaria a los pacientes con asma.