El que algo quiere, algo le cuesta dice el refrán. Aunque hay casos, como el de este joven chino, que quien paga los platos rotos es la novia.
La historia parece de película. Un estudiante de la Universidad Suntszy, en Shanghái, se empeña en tener un iPhone 6 y como no puede permitírselo, ni corto ni perezoso, decide poner en alquiler a su novia y así conseguir el dinero necesario para comprar la terminal móvil.
Y como toda acción de venta, esta
también ha llevado a cabo una campaña promocional aunque, eso sí, de lo más rudimentaria. El estudiante, pancarta en mano, paseándose por la ciudad anunciando el alquiler de su novia.
Eso sí, la única condición era que
nada de juegos sexuales. Alquilo a mi novia, pensaba el joven, para cenar, ir de compras o estudiar.