Los mandos han tomado cartas en el asunto y han elaborado lo que denominan el Plan IMC (por lo de índice de masa corporal) que propone un plan de choque a base ensalada, fruta, verdura hervida y alimentos cocinados a la plancha. La estricta dieta se aplicará a los caballeros legionarios con un IMC superior a 27.
La dieta propuesta para los legionarios orondos pasa por un desayuno de yogur y fruta al levantarse y café o infusión con tostada y fruta a media mañana. Al mediodía se comerá un plato de ensalada (o dos platos “no llenos”), fruta o yogur y agua. Los legionarios pueden elegir para merendar entre un actimel o una pieza de fruta. Deberán adelantar el horario de la cena que constará de ensalada o verdura hervida con “algo a la plancha”.
Se les prohíbe la bollería industrial, se limita el consumo de cerveza, y se recomienda evitar frituras y alimentos industriales. La famosa leche de pantera, ni olerla. Y todo se complementa con un plan de entrenamiento de 48 semanas en cuatro fases.
La medida será de cumplimiento obligado e incluye que los legionarios con sobrepeso sean apartados de los desfiles militares hasta que consigan tonificar su físico. Incluso podrían ver penalizada su carrera: no participarán en misiones en el extranjero, dejarán de percibir premios o recompensas salariales... En el caso de que en un año no bajen de peso, serán examinados por un tribunal médico que evaluará su aptitud y que podría determinar su expulsión del Ejército.