La probabilidad de que en España se sufriera un atentado yihadista era muy alta. De hecho no es aventurado afirmar que las fuerzas de seguridad han abortado más de uno. Su profesionalidad, una legislación innovadora y el sólido compromiso de los órganos judiciales, se comportan con una evidente capacidad preventiva ante el reto radical. Lo difícil, por no decir imposible, es conocer el lugar y la fecha elegida por los terroristas. Llegar a abortar todas y cada una de las más que probables intentonas de unos individuos desequilibrados, orientados a matar.
Sin embargo, el atentado de Barcelona tiene unas singularidades muy preocupantes. Esencialmente, que lo que aparentaba ser el plan B de una iniciativa terrorista mucho mayor, se ha llevado por delante, hasta la fecha, 14 vidas inocentes y ha dejado más de un centenar de heridos, de 35 nacionalidades.
La Rambla de Barcelona es sin duda la vía más cosmopolita y diversa de España.
Más de 15 terroristas se han coordinado para llevarla adelante, con un piso franco, con explosivos en abundancia y sobrados de medios de locomoción.
Familias completas implicadas -padres y hermanos incluidos- y la mayoría de terroristas prácticamente imberbes. Como en el atentado junto al Parlamento Europeo, en la maratón de Boston o en la matanza del semanario Charlie Hebdo. Son verdaderas franquicias del terror internacional.
La autoría intelectual y el liderazgo de tan macabras iniciativas no está en manos de cualquiera.
París, Londres, Estocolmo, Bruselas, Munich, Baviera, Niza..., Barcelona. Los ciudadanos viven acongojados por la ola de atentados que siembran de dolor, sangre y miedo las zonas de ocio, los medios de transporte de todo el viejo continente y ahora, también la calle.
La fortaleza de nuestra sociedad, de los principios que la sustentan y de las fuerzas del orden nos permiten afrontar un reto difícil y doloroso. Además, en este caso, la actuación de los cuerpos de seguridad ha mostrando una diligencia no comparable a ninguno de los atentados previos y la mayoría de incógnitas mayores se han despejado en menos de 24 horas.