La estrella cinematográfica, vestida informal con unos vaqueros grises, una camiseta blanca y una chaqueta de color crudo, cubrió parte de la cara para ocultarse de los objetivos de las cámaras que la esperaban en la calle. Fue en el programa Entertainment Tonight en el que la protagonista de Algo pasa con Mary confesó la preocupación que le causaba el paso del tiempo en su físico y el error que fue recurrir a las inyecciones de Botox para solucionarlo.
"No, no quiero ser así, preÚero ver mi cara envejeciendo a ver una cara que no es la mía", subrayó la intérprete, que promocionaba en aquellos momentos su libro The Body Book.
Desde entonces, Cameron se convirtió en una abanderada de las arrugas y aseguraba haberse reconciliado con su físico. No obstante, la 'pillada' de los periodistas a la salida del centro médico californiano, que cuenta entre sus doctores con Andrew Frankel, una de las eminencias en rinoplastias, echarían por tierra todos esos alegatos. Es cuestión de tiempo que comprobemos si donde dijo digo, dice ahora diego.