Los hechos tuvieron lugar en el centro de la capital portuguesa, en la estación Do Rossio, poco antes de la medianoche. El culpable de la caída huyó del lugar de los hechos, pero finalmente fue atrapado por la Policía y comparecerá próximamente ante el juez.
Este es un buen ejemplo de por qué varios museos de todo el mundo han decidido limitar la práctica de los selfies, aunque en este caso sea prohibiendo el uso de los selfie-stick. La medida, adoptada en ciudades como París o Ámsterdam, pretende evitar que la gente dañe las obras de arte que exponen en sus museos por descuidos.