EDITORIAL

Una semana cada vez menos santa

Lunes 28 de marzo de 2016

Finaliza una Semana Santa más y hoy toca preguntarnos hasta qué punto ha dejado de formar parte del imaginario colectivo para refugiarse en las mentes de muy pocos que aún veneran con devoción la pasión de Jesucristo. Esto ha provocado que estas fechas hayamos visto alrededor de las Islas unas procesiones apagadas en las que la media de público se limitiba a unas pocas unidades (si extraemos de la suma a quienes organizan las marchas), y sólo los grandes y más reconocidos eventos como la Pasión de Adeje son capaces de congregar a las multitudes de antaño, y en este caso se ve reforzada por la amplia presencia de turistas.

Ningún problema con las creencias religiosas de cada cual.

El problema está en que estos actos, otrora reclamo para la inmensa mayoría de los canarios, conllevan una serie de desvíos de tráfico, movilización de empleados públicos -sobre todo de las fuerzas de seguridad- e imposibilidades de aparcamiento que no se corresponden con la magnitud del evento. Si bien es verdad que todo ciudadano puede solocitar un permiso para actos de cualquier calado, es igual de cierto que la Iglesia -muy difícil se nos hace contar el número de parroquias por Isla- ha dispuesto desde tiempos inmemoriales de carta blanca para acceder a estos permisos sin preguntarnos si quiera si es lícito que el centro de una ciudad se colapse durante el tiempo que duran las procesiones para que unos pocos demuestren su fervor religioso.


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