La fama y la gran acogida que tuvo su debut provocó que Harper Lee no volviera a escribir y dejara de conceder entrevistas desde 1964 y viviese en el más absoluto retiro. El pasado año regresó con la publicación de Ve y pon un centinela, una novela en la que décadas después retomó a sus personajes. Una novela con la que Harper Lee echó por tierra la imagen idealizada de Atticus Finch, el protagonista de Matar a un ruiseñor, que mostraba un carácter completamente diferente al visto en la historia de 1960.
Y es que si en la primera novela Lee muestra a un Atticus Finch con integridad y tolerancia, que defiende la inocencia de un hombre negro que es acusado de violar a una mujer blanca en Ve y pon un centinela, Finch es un anciano intolerante y con tintes racistas. Ambientada en Maycomb, Alabama, la novela narra cómo a los veintiséis años Jean Louise Finch, Scout, vuelve a casa desde Nueva York para visitar a su padre, Atticus, y con el trasfondo de la lucha por los derechos civiles y los disturbios políticos que estaban convulsionando el Sur, el regreso de Jean Louise a casa se torna agridulce. El descubrimiento de perturbadoras verdades sobre su familia, la ciudad y las personas que más quiere, unido a los recuerdos de su infancia, va a hacer que se cuestione todos sus valores. La novela recorre la dolorosa transición vital de una joven que deja atrás las ilusiones del pasado en un viaje que únicamente puede ser guiado por la propia conciencia. Escrito a mediados de los años cincuenta, 'Ve y pon un centinela' ayuda a entender y apreciar a Harper Lee en toda su intensidad, en una novela de "sabiduría, humanidad, pasión, humor y espontánea precisión".