OPINION

Liderazgos y demás

Pablo Torán | Viernes 09 de octubre de 2015
Siempre que he escuchado a Alberto Garzón he pensado que era mucho más parecido a mí que otros políticos como, por entendernos, María Dolores de Cospedal, Carlos Floriano o el Sr. Rajoy.

Alberto Garzón tiene, a mi juicio, algo que no es posible comprar ni fingir: la autenticidad. Me da toda la impresión de ser alguien coherente, que sigue diciendo lo mismo que al principio y que cree firmemente en las tesis que defiende. Además, ha demostrado que es fiel a una siglas (las de IU) que no pasan precisamente por su mejor momento y, en lugar de huir de ellas (como han hecho algunos/as), se ha quedado allí, enarbolando la bandera de sus principios. La orquesta del Titanic también siguió tocando mientras se hundía el barco.

Por eso, por la enorme valía de Alberto Garzón, creo que PODEMOS está equivocándose profundamente al no hacer todo lo posible para tenerle a su lado. Si yo fuera Pablo Iglesias, daría una mano por tenerle a mi lado. No renunciaría a contar con él ni por todo el ego del mundo, para que nos entendamos. Coleta morada deber contar con Garzón si querer ganar a gran jefe plasma.

Hace ya tiempo que creo que Pablo Iglesias está equivocándose en lo que mejor se le dio en un principio: el manejo de los tiempos, los gestos y los medios. Con su decisión de no confluir junto a Izquierda Unida, parece inevitable asociar esta actitud a la pretensión de superponer una marca sobre la otra, sin pensar en la división de la cuota electoral. Una cosa está muy clara: si tus enemigos se alegran es que hay algo que no estás haciendo bien, y en este caso están muy contentos.

Y es que, ¿recuerdan Uds. a aquel Pablo Iglesias totalmente serio, criticando ferozmente a la casta en los platós de la Sexta y clamando contra el sistema? A mi aquellas imágenes se me antojan ya muy lejanas, como fotogramas en blanco y negro. Ahora, la idea de él y de su equipo es transmitir la imagen de alguien moderado y que puede gobernar para todos; que no va a ser un peligro para la economía de mercado, vamos.

Tres son, a mi juicio, las razones por las que en mi opinión el globo de PODEMOS se está desinflando, además de por la recuperación económica, claro. La primera es la moderación de la formación con respecto a sus inicios, al menos en lo que se transmite al exterior. El elemento diferencial de PODEMOS fue precisamente el de apropiarse del cabreo ciudadano y dirigirlo hacia un cambio total: la gente estaba tan harta de la vieja política que le daba igual. Si nos hundimos, que sea como nosotros queramos.

El segundo es la enorme dificultad de conciliar la unidad ideológica que un partido debe proyectar de cara al exterior con un sistema pretendidamente asambleario. Esto sólo se conseguiría, a mi entender, con un liderazgo sin fisuras, en el que todos siguieran al líder sin discutir. ¿Difícil? Sí, pero miren CIUDADANOS. Todos siguen a Albert Rivera sin rechistar, convencidos de que es la persona más capacitada para llevarles a su destino.

El tercero es la aparición de un actor que va a seguir dando sorpresas. CIUDADANOS, el heredero natural del centro izquierda y el centro derecha en este país. Es cierto que Rivera no tiene un pasado político que le lastre, lo cual es una ventaja, pero proyecta seguridad, moderación y tranquilidad. Por no hablar de su habilidad dialéctica y de los flojos rivales que tiene en ese terreno. De Rajoy no voy a comentar nada y a Pedro Sánchez sólo le falta entrar en un plató con un paracaídas que sea una enorme bandera de España, a la que de repente le ha cogido un aprecio incalculable, oye. ¡Qué cosas tienen las pre-campañas!

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