Ser eficiente en el trabajo dentro de la Función Pública, exige combinar servicio a los demás con responsabilidad personal, teniendo claro las funciones a desempeñar, incluyendo objetivos medibles y plazos realistas, evitando duplicidades y tareas innecesarias, porque es preciso planificar, priorizar y utilizar correctamente los recursos públicos, ya que pertenecen a todos.
La formación continua y el uso inteligente de la tecnología permiten simplificar procedimientos, reducir tiempos y mejorar la atención al ciudadano. Igualmente es importante la coordinación entre departamentos, servicios y demás divisiones, que en la mayoría de los casos brilla por su ausencia. Los funcionarios, como cualquier otro trabajador, tiene que asumir decisiones y rendir cuentas.
El servicio público está orientado al bien común, que cuando funciona con normalidad es un verdadero motor de progreso social y económico. Empleados públicos profesionales y comprometidos existen, no son la mayoría, desde luego no abundan, pero se les encuentran allí donde hay una Administración Plúbica que funciona.