OPINION

La carta de Elena Valenciano

Julio Fajardo Sánchez | Jueves 11 de diciembre de 2025

Hoy publica El País una carta de Elena Valenciano reclamando un fortalecimiento feminista dentro del PSOE a raíz del caso Salazar. Es una de esas declaraciones católicas por las que se ensalza la resistencia de una misión sobrenatural a pesar de los desmanes cometidos. Pese a las guerras, al Renacimiento, a las persecuciones inquisidoras, la fe ha sabido resistir durante más de 20 siglos, igual que el compromiso sacrosanto y salvador de la izquierda. Esta llamada de carácter interno se vería razonable si no fuera porque actúa como la tinta de calamar frente al escándalo de la detención de Leire Díez y del expresidente de las SEPI, de lo que apenas se habla.

En efecto, la carta de la dirigente socialista viene acompañada de 5 artículos insistiendo sobre el mismo asunto, firmados por Luz Sánchez Mellado, Bárbara Ayuso, Juan Marcos, Emelina Galarza y José Luis Sastre. Este exceso de opinión denuncia bien a las claras que se trata de una campaña prediseñada. Algo más se puede leer sobre la sentencia del fiscal, hablando de aspectos gramaticales en su redacción que solo son curiosidades de interés para una parte.

La otra cara de la moneda la presenta el espacio dedicado al Nobel de María Corina Machado, con una exaltación a la democracia y al fracaso internacional de la política de Maduro, cuestión de la que el gobierno no se hace eco, ni para bien ni para mal, en nombre de no se sabe qué interés oculto. El mundo se divide en la defensa democrática, y el Nobel se devalúa por mor de Donald Trump, que es quien ha ayudado a la opositora venezolana a salir de su país para personarse en Oslo. Se ve que no hay unanimidad en cuanto a la representación democrática cuando se escuchan voces proponiendo una independencia de la UE de sus lazos tradicionales con Norteamérica. Como si lo de MAGA no fuera pasajero y las tendencias derechistas no fueran un avatar más dentro de las posibilidades del sistema.

Esto tiene que ver con ese destino sacrosanto al que recurre Elena Valenciano, donde no existe más democracia que la que obedezca a la interpretación que hace de ella. Ante estas declaraciones es difícil entender ese concepto pluripartidista donde todos pueden convivir y disponer de las mismas oportunidades para gobernar. Hay mucha hipocresía en esa condena tímida y oculta al régimen de Maduro, por si acaso se traspasan las líneas que califican de fascista a todo aquello que sea oposición; esos famosos muros que nos son tan familiares. Posicionarse en las preferancias es necesario. Así dejarían de sobrevolar las sospechas de algún tipo de connivencia con la dictadura venezolana. Pero ahora es preferible decir que el Nobel está politizado y que un impresentable como Trump está haciendo méritos para que se lo concedan.

Esta es la realidad de lo que sucede, mientras Elena Valenciano le escribe cartas a las militantes para que mantengan su compromiso con la única verdad verdadera. Todo para que no vengan los demonios de la derecha a gobernarnos. Lo peor es que cualquier observador es capaz de darse cuenta de que se trata de una cortina de humo para no hablar de la fontanera y del que, en el año que estuvo en la SEPI, se compró hasta 12 viviendas, con lo que pasó a ser un tenedor: uno de esos que provocan el problema. Corina está por fin en Oslo, dando una rueda de prensa para el mundo, y aquí seguimos con la matraca y sin saber qué traía Delcy en sus famosas maletas.


Noticias relacionadas