OPINION

Crisis histórica

Julio Fajardo Sánchez | Sábado 15 de noviembre de 2025

Dice Manuel Fontán, director de exposiciones de la Fundación March, que en España hubo una revolución cultural antes de la muerte de Franco, y la data en los años 60. Yo creo que es anterior, si atendemos a las fechas de fundación del grupo Dau al Set, en Barcelona, y El Paso, en Madrid, que suponen la definitiva entronización de tendencias vanguardistas en el arte español. Nombres como Tapies, Millares, Saura, Cuixart, empiezan a sonar en el panorama internacional desde una proyección española. Esto no hay quien lo dude.

Fontán nació en 1960 y eso ya existía. Dau al Set aparece en 1948 y El Paso en 1957. A principios de los 60 se empieza a representar a Samuel Beckett y a Ionesco. En 1967 Tamayo monta en el Bellas Artes Madre Coraje, de Bertolt Brecht, y nadie puede sospechar que tanto en Madrid como en Barcelona y en un sinfín de ciudades se esté a la onda de lo que existe culturalmente en el mundo. Por ese motivo los artistas españoles son reconocidos en los círculos más importantes del arte internacional, en lo tocante a las vanguardias.

Hay quien sugiere que esta actualidad cultural, minoritaria si se quiere, influyó en lo que mas tarde sería la Transición. Lo de minoritario era algo genérico en todo el mundo y no ha dejado de serlo. En los primeros sesenta vi exposiciones en Barcelona dedicadas al arte pop, y en el 67 asistí a una fantástica de Manolo Millares, en Juana Mordó, de Madrid. Nadie inventó nada después. Ya estaba inventado. A principios de los 70 se reeditó en Málaga la revista Litoral, que representó a la generación del 27, fundada por Prados y Altolaguirre. El primer número fue dedicado a Rafael Alberti y a su obra “Roma peligro para caminantes”. Alberti enviaba palomas a sus amigos españoles y, en Italia, el cantante Sergio Endrigo había grabado su canción “Se equivocó la paloma”, con música del argentino Carlos Guastavino, que inmediatamente se convirtió en un éxito de Juan Manuel Serrat.

Sí, todo estaba hecho antes de morir Franco. Mi generación fue testigo de todas estas cosas y de muchas más que no cuento; por eso para mí la Transición, como culminación de un proyecto de cultura, tiene un significado que hoy no comparten la mayoría de los progresistas; quizá por ese afán de ser los protagonistas, los albaceas y los dueños de todas las innovaciones. Suelo tropezarme con algunos ignorantes que se sienten los inventores de todo lo que sucede, y pontifican y te clasifican, te cancelan y te meten en el cesto de lo deleznable si no coincides con sus propuestas. Ni siquiera saben cuándo empezó a rodar el mundo, porque el mundo lo hizo el día que nacieron. Por eso este Fontán, al que respeto, dice que todo comenzó en 1960, que curiosamente coincide con la fecha de su nacimiento, dejándose atrás al 1947 del Dau al Set y al 1957 de El Paso.

El mundo y la vida existen desde mucho antes. Hay un consciente colectivo que sirve para darnos cuenta de nuestra pertenencia a esa continuidad. Lo malo es que, de vez en cuando, sale alguien a reprogramarnos la memoria para hacernos ver las cosas de forma diferente a como son. Esos momentos son considerados como situaciones de crisis históricas. Desgraciadamente estamos pasando por uno de ellos.


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