OPINION

Doctores en huelga

Daniel Molini Dezotti | Sábado 11 de octubre de 2025

Conseguí encontrar, con alguna dificultad debido al tiempo transcurrido, un artículo publicado en septiembre del año 2001 en el diario que sigue siendo decano de la prensa de Canarias, donde colaboré durante lustros.

Me interesaba dar con él para comparar realidades, comprobar la evolución, la solvencia que tienen los gestores que se dedican a organizar la vida de los ciudadanos.

Comenzaba así: “El sábado pasado, minutos después de leer en la portada de Diario de Avisos que Coalición Canaria sospecha que los médicos huelguistas tienen consulta privada, instando al gobierno a investigar cuántos son, recibí una carta de un gran amigo, profesional de la medicina y prestigioso cirujano, que no tiene consulta privada y está en huelga.”

“En la misma, este colega, que ejerce en el Hospital Nuestra Señora de la Candelaria, reflexionaba sobre los últimos acontecimientos que tienen por protagonistas a quienes se dedican al arte de curar, declarándose incapaz de entender cómo no se resuelve el conflicto, a pesar de un daño que parece generalizado para enfermos, los propios médicos y la administración.”

“Al ver lo que seguía escribiendo mi amigo, y todavía con la lectura fresca del periódico, me di cuenta, en un santiamén, por qué no logran ponerse de acuerdo: ambas partes están discutiendo cosas distintas, ven realidades diferentes o, peor, alguna de ellas está mintiendo.”

En aquel texto, transcribía un comunicado del partido gobernante, que decía: “Coalición Canaria no se explica cómo los médicos desdeñan la oferta inmejorable de la Consejería de Sanidad, que ha ofrecido como pago de la hora de guardia una retribución muy por encima de la media nacional, una exención de las mismas a los mayores de 55 años sin perjuicio retributivo alguno, incentivos para mejorar la calidad asistencial y un descanso compensatorio para los médicos que realicen guardias nocturnas de al menos tres horas.”

“Eso, por un lado, precisamente de aquel que tiene que tomar decisiones. Del otro, es decir, donde están los que esperan aquellas decisiones, entre ellos mi amigo, se argumentaba lo siguiente: “Los médicos no tienen límite de jornada como el resto de los trabajadores de la función pública. Sus horas extraordinarias -nunca se han llamado extraordinarias sino complementarias para poder pagarlas a precio de saldo- son obligatorias, por eso la jornada semanal de los médicos que hacen guardias es de 52 horas en lugar de las 37,5 comunes para otros estamentos de la sanidad.”

“Las horas que sobrepasan de 37,5 semanales, se remuneran a mitad de precio que la normal, tanto si son diurnas, nocturnas o en días festivos. Además, las guardias son obligatorias hasta los 55 años y, cuando dejan de hacerse, el sueldo disminuye en un 30 %. Por eso, y siempre según mi amigo, están en huelga: para pedir una jornada laboral que no exceda las 40 horas semanales, el pago de las horas sobre jornada como extraordinarias y la voluntariedad de las mismas.”

“Algo más que la credibilidad y la salud de mucha gente está en juego en esta pugna entre batas blancas y la administración. Los usuarios hacen juicios de valor sobre las cosas que pretenden los médicos y lo que ganan, emitiendo “veredictos” no siempre certeros cuando se carece de toda la información. Sinceramente, si tengo que confiar entre lo que dicen unos y otros, me quedo con la versión de mi amigo, pues sé lo que piensa, siente, sabe y padece.”

“Decir que está en huelga porque “presuntamente” tiene consulta privada es un atrevimiento, y lo digo yo, que lo he visto operar domingos y fiestas de guardar, no para hacerse rico precisamente.”

Hasta aquí el artículo escrito hace algo más de 24 años, y hoy, después del seguimiento masivo de una huelga nacional, los médicos siguen planteando reivindicaciones parecidas, concentrándose en la mayoría de comunidades autónomas con carteles, proclamas, gestos donde exigen la modificación de un Estatuto Marco, redactado por una ministra que es médica y que antes pugnaba por reformas que siguen siendo las mismas que hoy, con la diferencia de que antes curaba y hoy, reconvertida a militante, redacta consignas partidarias. Los facultativos no consiguen hacer entender a su colega, apoltronada y con chófer, que las condiciones laborales esclavizantes son las mismas que padeció cuando usaba bata blanca, cuando las guardias no eran mitines ni mera presencia protocolaria.

Huelga en el mes de junio, huelga en octubre y, si las conversaciones no avanzan, ni se reconocen las condiciones laborales, más huelgas.

La gente no lo sabe -quizás debería saberlo- que cuando alguien llega a un servicio de urgencias a un horario intempestivo, pongamos de madrugada, por una afección seria o muy seria, que requiera una intervención muy seria y especializada, podría ser intervenido por un profesional que lleve 10, 15 o 20 horas despierto, trabajando, con nervios, porque sabe que un error podría ser fatal, porque sabe que la gente sigue acudiendo, y escucha las controversias que se generan cuando los usuarios interpretan -algunos muy dados a interpretar- que no están siendo atendidos con la celeridad suficiente.

Si la situación no cambia, aseguran, seguirán las huelgas, siempre con los mismos reclamos: retribuciones justas, jornadas laborales “decentes” y guardias pactadas, bien retribuidas, con seguridad y espacio para el descanso y la conciliación familiar.

Por una vez los médicos se encuentran unidos, y eso evitará que dentro de otros 24 años sigan clamando por lo mismo.


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