Reponerse a las contrariedades no sólo es una virtud, fortaleza, sino un acto de aprendizaje. La cotidianidad siempre presenta obstáculos, algunos inesperados, otros dolorosos, poniendo a prueba la capacidad de resistencia de cada persona. Pero junto a cada dificultad, también aparecen oportunidades para envalentonarse positivamente y descubrir resistencias con la que contamos e ignorábamos.
El principio está en no quedarse paralizado o quejándose, ni teniendo miedo, al contrario, asumir la situación con serenidad y buscando soluciones viables. La resistencia lleva a la paciencia, que garantiza optimismo y confianza. Saber que siempre hay a tu alrededor personas que te apoyan significa caminar acompañado, que relaja y garantiza potencialidad.
Los contratiempos se tornan en capacidades para fortalecer el carácter y seguir luchando. Nunca te rindas, porque el camino más difícil te llevará a los destinos más deseados.