OPINION

Los malvados aranceles

Julio Fajardo Sánchez | Viernes 08 de agosto de 2025

Se dice que Europa ha hincado la rodilla frente a los aranceles de Donald Trump, que Úrsula von der Layen no ha sabido presentar batalla después del trágala del 5% en defensa para seguir en la OTAN. Lo cierto es que la presidenta de la Comisión ha dicho que es el mejor acuerdo posible, queriendo decir que hay otros, pero son imposibles, y que no hemos salido tan mal parados si nos comparamos con lo sucedido a otros países.

Algunos aseguran que se trata de un nuevo orden comercial y otros, más catastrofistas, se aprestan a alinearse con otros bloques, en principio menos recomendables a la hora de mantener los valores democráticos. Quizá sea que el concepto de democracia está pasando por una etapa de revisión y algunos lo saben y otros no. Las bolsas se han encogido de hombros, les importa tres pitos lo que haga Donald Trump. Ayer el Ibex35 alcanzaba los 14.500 puntos en su cotización. La banca recupera y sube de manera espectacular y aquí seguimos encabezando el reto a EEUU suspendiendo la compra de los aviones F35. No es debido al tradicional pacifismo de la izquierda sino a buscar un nuevo espacio de liderazgo en un mundo que cambia a pasos agigantados.

Hay países que han respondido con aranceles recíprocos, como Brasil, que dice que es penalizado por perseguir a Bolsonaro. Pero Brasil está en otro ámbito y la inicial de su nombre es también la primera para denominar a los BRICS, que parecen estar en el polo opuesto de las democracias occidentales. Hay quien intenta jugar a lo mismo, coqueteando con la pertenencia a determinados foros progresistas y haciendo exhibición de su posicionamiento exterior para garantizarse el más que deteriorado apoyo interior.

Un tío mío estaba en el parvulario de las Dominicas y le dijo a su padre, mi abuelo, que una monja le pellizcaba en el culo. “Haz tú lo mismo”, le contestó, y lo echaron del colegio. Es muy delicada la situación por la que atravesamos y no está para jugársela con bravatas. La prensa aplaude con las orejas a sabiendas de que pasamos por un estado agónico que aumenta, como en la crónica de una muerte anunciada. Hasta Carlos Cuerpo ha dicho que la negociación arancelaria no ha sido tan mala, pero aquí se trata de alinearse con los marginales y colocar a las autoridades europeas a los pies de los caballos. Aún estoy esperando a que me digan que los 14.500 puntos de la bolsa son un éxito más de la política planificada por Moncloa, como si buena parte de la economía no dependiera de la UE y sobre todo de la marcha ascendente de las Comunidades Autónomas.


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