La bolsa es una cuestión de ricos e inversores. Gente que tiene dinero o ilusos que pretenden ganarlo en una jugada rápida. A la clase social trabajadora no le interesan estas cosas. Sin embargo, hay una ilusión que mueve a las encuestas por encima de los relatos: es la de los paraísos que se crean en torno a los índices del Ibex 35, a pesar de que sean inalcanzables para la gran masa. No importa. Seguiremos soñando con eso, como el escritor que persigue convertirse en un best seller, sin percatarse de que el éxito solo está reservado a unos pocos. Algo así como ganarse la primitiva.
Hoy leo en la prensa: “Europa se resigna a los aranceles del 15%”, y, por otro lado, “Las bolsas reaccionan positivamente ante la negociación con EEUU”. Yo no entiendo mucho, pero me recuerda a la boda de la hija de Lola Flores, con la iglesia abarrotada de gente que no iba a sacar más beneficio que el de estar allí. “Si me queréis, irse”, y el público no entendía que la faraona no se sintiera feliz al ver el tumulto. Participar de la gloria, aunque no te toque nada en el reparto, es un comportamiento muy frecuente en los coros que se entusiasman en el triunfo de los otros; en el fondo, algo que no les va ni les viene.
De esas fluctuaciones y de esas celebraciones dependemos. Por eso, a veces, los relatos se les van de las manos a quienes los fabrican y acaban comprobando cómo las clases se arriman a un deseo que nada tiene que ver con lo que se les ofrece. Cada semana me da un vuelco el corazón con la aparición de una nueva encuesta y compruebo que estas funcionan en base a acontecimientos que no van a repercutir de forma directa en la vida de las personas.
Pues sí, las bolsas han reaccionado positivamente con lo de los aranceles y esto produce un acto reflejo en la ciudadanía, que sin tener sus ahorros invertidos en una institución financiera, piensa que le va a ir mejor. Por eso dice la prensa, junto a la noticia positiva del crecimiento de las expectativas de los mercados, que Europa se resigna. ¿Qué significa resignarse cuando todos se alegran?
Supongo que esto no favorece a una política reivindicativa, sustentada en la existencia de buenos y malos, por la que los buenos tiempos para los ricos de la bolsa, supondrán necesariamente un descenso en las esperanzas igualitarias de los pobres que no poseen acciones. ¿Por qué tenemos que resignarnos ante la celebración de un supuesto éxito negociador? Quizá la respuesta está en esa contestación popular y masiva frente a la boda de Lolita, que se traduce en las encuestas al día siguiente. Ese conformismo que nos hace pensar en que si alguien gana, yo acabaré ganando también. A pesar de ello, ahí están las dos caras de la moneda para reflejar la realidad. “Europa se resigna y las bolsas suben”. Nunca llueve a gusto de todos.