Gracias a la contundente reacción y al esfuerzo conjunto de la sociedad orotavense y canaria, el destino de la zona litoral de La Orotava fue diametralmente opuesto al previsto inicialmente. La activa participación ciudadana logró que lo que estaba destinado a ser un nuevo polo turístico se convirtiera en una zona protegida por su incalculable valor paisajístico, cultural y agrícola.
Este éxito culminó con la aprobación de la Ley 5/1992, de iniciativa popular, una normativa pionera que hoy protege El Rincón. Tal como se recoge en su preámbulo, esta ley reconoce a El Rincón como "uno de los últimos vestigios no urbanizados de toda la costa del Valle", declarándolo de interés general para la Comunidad Autónoma de Canarias.
La conmemoración de este 40 aniversario no es solo un recordatorio del punto de partida de un pasado de defensa territorial, sino una celebración del poder de la ciudadanía organizada y un llamamiento a mantener viva la vigilancia y el compromiso con la sostenibilidad en un contexto de creciente presión sobre nuestros recursos naturales. La historia de El Rincón es un ejemplo del camino, no sin obstáculos, hacia un desarrollo más respetuoso y consciente con el entorno y la calidad de vida de las personas.