OPINION

El fango se convirtió en luz

Juan Pedro Rivero González | Jueves 03 de julio de 2025

Aquella mancha marrón de suciedad y de muerte; aquel borrón en la página social de un libro siempre por estrenar en el levante español, se fue difuminando poco a poco. Aún existen huellas de aquellos barros, de aquellos lodos. Se borrarrán en el suelo, pero no se borrarán del alma.

En la Asamblea de la Confederación de Cáritas Española, la semana pasado, los responsables de Cáritas de Valencia nos hicieron un hermoso regalo: un detalle sencillo como acción de gracias por la inestimable colaboración que el resto de Cáritas diocesanas hicieron durante el drama de la DANA el año pasado. Fue una sencilla lámpara de barro, de esas que se usan con aceite y cuyo pabilo es de tela empapada que va ardiendo mientras dura el aceite. La lámpara fue hecha, de una en una, por una artesana valenciana, con el barro de las calles recogido por los voluntarios. El fango y el lodo de aquel desastre se ha convertido en fuente de luz. Bendita creatividad humana que hace de la desgracia ocasión de belleza creativa.

Los responsables de las Caritas de Valencia y Albacete compartieron numerosos testimonios de lo ocurrido aquellos días, del dolor inexplicable y de la solidaridad inaudita de la que fueron testigos. Algunas personas hablaban sin poder reprimir las lágrimas. Cuánto dolor y cuánta generosidad a la vez y por el mismo motivo. Paradójica experiencia que quedó simbolizada en la lamparilla de barro que nos regalaron. Un grito convertido en un objeto.

¡Qué complejidad encierra la realidad!

Una misma situación es capaz de generar una multiplicidad de acciones y reacciones. Una misma causa es capaz de multiplicarse en sus efectos. Y no todos esperados ni supuestos. Pero todos reales. Nunca todo es radicalemente malo, feo, inútil. El mal y el bien se abrazan circunstancialmente. Lo bello y lo horrible van de la mano en ocasiones. Nada es del todo inútil. ¿Quién nos iba a decir que detrás de la ahogada situación de inundación iba a haber una palanca de renovación social de la experiencia de voluntariado y generosidad de aquel nivel? Ni todo fue luminoso, ni todo fue lodazal. Incluso el lodo, bien manipulado por manos artesanas que manejan la creatividad con guantes de simpatía, es capaz de iluminar.

Ojalá no hubiera sucedido. Claro que no. Pero cuando sucede lo que sucede, ante esa realidad que acontece y ya, o nos rebelamos como quienes se sienten empujados al acantilado de un destino sin sentido, o releemos la realidad con la certeza de que, a la postre, de alguna manera, en una de sus esquinas, todo tiene sentido.

Los dichos populares nacen, como refranero, de esas experiencias vividas en ayer social que se despiertan hoy con nuestras nuevas experiencias. Y me recuerda aquella de que “Dios escribe derecho en renglones torcidos”. Solo la esperanza es capaz de enderezar lo torcido y “hacer nuevas todas las cosas”.


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